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¿Un cadáver bajo 80 toneladas de basura?

La nueva versión de Miguel Carcaño sobre la muerte de Marta conduce al vertedero de Alcalá. Si es cierto que arrojó el cadáver al contenedor más próximo a su casa de León XIII, el cuerpo acabó allí, y los camiones descargan en una zanja concreta que se registra al acceder. "El sitio está localizado, pero acceder es difícil". El juez ha ordenado buscarla.

el 16 sep 2009 / 00:08 h.

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D. Cela /J. Alonso

La nueva versión de Miguel Carcaño sobre la muerte de Marta conduce al vertedero de Alcalá. Si es cierto que arrojó el cadáver al contenedor más próximo a su casa de León XIII, el cuerpo acabó allí, y los camiones descargan en una zanja concreta que se registra al acceder. "El sitio está localizado, pero acceder es difícil". El juez ha ordenado buscarla.

Después de tomar declaración ayer a Miguel Carcaño y a sus amigos Samuel y el Cuco, implicados en el asesinato de Marta del Castillo, el juez del caso ordenó a la Policía rastrear a fondo el vertedero de Montemarta Cónica, en Alcalá de Guadaíra. Si esta vez Miguel ha dicho la verdad al juez, si es cierto que metió el cadáver de Marta dentro del contenedor más próximo a su casa -en la calle Jorge de Montemayor con León XIII-, la secuencia de los hechos a partir de ese momento conducen a un lugar mucho más concreto que el fondo del río en el que hasta ahora han estado buscando a la niña. "Sabemos con especificidad cuál es la zona donde se encuentra" el cadáver, confirmaron ayer fuentes de la Mancomunidad de los Alcores, y cuatro empleados de la planta.

El relato de Miguel se detiene en ese contenedor. Ahí deja el cuerpo, y a partir de ahí todo atiende a horarios y normas que facilitarán el proceso de búsqueda a la Policía: El camión de la basura descargó los contenedores de la esquina de León XIII a las 2.30 horas de la madrugada del 24 de enero. Siguió su ruta habitual hasta el centro de transferencia de la carretera de la Esclusa, donde los vehículos de Lipasam vacían su carga. La basura se arroja en el interior de dos grandes embudos que prensan los residuos, y de allí salen en bloques compactos, rectangulares, "del tamaño de un coche utilitario", según explica uno de los operarios. "Un cuerpo prensado no tiene por qué notarse por fuera, y menos en plena madrugada", dice.

Después toma el testigo un camión de traslado, también de Lipasam, capaz de cargar hasta 13.000 kilos. Dentro lleva cinco o seis bloques compactos de basura y los conduce a la planta de residuos Montemarta-Cónica, que está en la carretera entre Dos Hermanas y Los Palacios. En aquella planicie inmensa, donde hay fosas de más de 30 hectáreas, se almacena y entierra la basura que llega de Sevilla, Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra, Carmona, El Viso y Mairena del Alcor. Más de 600 toneladas de basura en total, los residuos que cada año generan 1,2 millones de personas. Cada 15 minutos entra un camión con 15 toneladas de vertidos.

El vertedero está en mitad de la nada, pero se reconoce desde muy lejos, porque sobre la planicie vuelan en círculo centenares de cigüeñas. "Aquí trabajamos con 5.000 cigüeñas en el cielo, y 10.000 ratas bajo tierra", decía ayer uno de los guardias de seguridad de la planta. Fue en aquel lugar donde se presentó el juez el pasado lunes para preguntar si era posible que un camión hubiera descargado la basura, con un cuerpo dentro, sin que ningún control previo lo hubiese detectado. A veces sí. Varios conductores consultados confirmaron ayer que suelen dejar la carga directamente junto a la gran fosa, donde después se almacenan los bloques prensados de basura. Ayer el magistrado ordenó activar un nuevo dispositivo de búsqueda en aquel vertedero.

Buscar un cuerpo escarbando en lo profundo de esas montañas de basura enterrada no parece mucho más fácil que rastrear a ciegas el fondo del río Guadalquivir. Aparentemente. Cada camión que entra en la planta es enviado a un punto concreto, cercano a las fosas de vertidos, y le ordenan descargar los bloques prensados de basura en una zanja específica. El lugar queda registrado y asociado al vehículo y a la hora a la que ha entrado. De ahí que los empleados de la planta saben en qué zanja de tierra descargó el camión de Lipasam que, supuestamente, habría traído el cadáver de Marta desde León XIII. Cada zanja o celda se llena de forma homogénea. Se colocan los cubos de basura en orden, unos sobre otros, separados por una capa de tierra de 40 centímetros.

Después la zanja se cubre del todo con un metro de tierra. "El cuerpo puede estar en el cubo más alto, o puede tener 20 o 50 cubos más encima. La profundidad de la zanja lo va a hacer más complicado, pero el área de acción no puede ser mayor a media hectárea", explicaron ayer dos trabajadores del proceso de vertido. Con todo, desde que Marta desapareció, hace casi dos meses, "han entrado casi 80 toneladas de basura", que pueden estar "sobre el cuerpo o rodeándolo". "Saber dónde descargó ese camión ayudará a delimitar la zona que hay que rastrear, pero, aún así, el acceso es muy difícil", explicó Juan Ramón García, director general de la Mancomunidad de Los Alcores para la Gestión de los Residuos Sólidos Urbanos. García cree que "se puede delimitar mucho la zona donde se volcó la basura de aquel día", pero no se aventura a estrechar demasiado el círculo.

La complejidad de la búsqueda se va a salvar con el operativo que ayer preparaba el delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón. Como ya hicieran durante un mes y tres días a lo largo del río, ahora volverán a coordinarse la Policía, la Guardia Civil y el Ejército. De momento, el juez ya ha ordenado paralizar los vertidos en la zona. Ahora usarán maquinaria pesada del Ejército para desenterrar los módulos de basura, y empezarán a desmenuzar los restos prensados de cada bloque.

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