La Universidad de Sevilla está dolida, cabreada, decepcionada... Y así hasta un largo etcétera de adjetivos que no han dejado de pronunciarse desde que el pasado jueves el Ministerio de Educación la dejara fuera de los campus de excelencia. Pero analizando los resultados del concurso, hay decisiones que van a reclamar más de una explicación. Porque en el prestigioso ránking de Shangai, que clasifica a los 500 mejores campus del mundo por el impacto internacional de sus investigaciones, hay que buscar a algunas de las universidades españolas que han logrado el campus de excelencia por los primeros puestos... del final de la lista. De hecho, en ese ránking, las universidades de Sevilla y Granada son las únicas andaluzas que se encuentra entre las 250 primeras. Un puesto bastante discreto, sí, pero que da una idea del peso de ambas instituciones. Un peso que tan sólo les ha valido el calificativo de universidad "prometedora". Mientras Barcelona y Madrid se han hecho con más del 60% de la financiación prevista para campus de excelencia, Andalucía tan sólo ha rascado un 10%. ¿Un fracaso?
Teniendo en cuenta la reacción de la Junta, parece que no. ¿Complacencia de la Hispalense, que vendió la piel del oso antes de cazarlo? Cuando se pasó el primer corte, el vicerrector de Investigación, Manuel García León, en una entrevista con este periódico, decía: "Estoy convencido de que todas las universidades seleccionadas saldrán en la última fase. Otra cosa no tendría sentido". O la Hispalense creyó entonces que lo que quedaba era un trámite o alguien les engañó.
