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Un Capitán Trueno ha llegado a Nervión

El nuevo técnico del Sevilla está dispuesto a transmitir su entusiasmo y su capacidad a un proyecto que vive días difíciles.

el 20 ene 2013 / 19:44 h.

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Se ha subido a un tren en marcha que avanza a menos velocidad de la esperada y por una trayectoria imprevista, pero ni los problemas de motor ni la incertidumbre le han hecho dudar. Más bien todo lo contrario: si hay algo que engancha a Unai Emery Etxegoien (Hondarribia, Guipúzcoa; 1971) son los grandes retos, los que más difíciles parecen y que, con él, suelen terminar mucho más cerca del éxito que del fracaso. Lorca, Unión Deportiva Almería y Valencia pueden dar fe de ello. Entre todos le han visto convertirse en un técnico capacitado y con experiencia al más alto nivel pese a su juventud que llega al Sevilla tras su fugaz paso por el Spartak de Moscú, donde la paciencia con él no fue la esperada.

Emery sabe lo que tiene entre manos. Ser cocinero antes que fraile le ha servido de mucho a la hora de conocer las claves de este invento llamado fútbol. Sus raíces no daban lugar a la escapatoria: Juan, su padre, fue portero del Real Unión de Irún, Alavés, Logroñés, Deportivo, Sporting, Recreativo, Granada y Jaén; Antonio, su abuelo, también portero, llegó a ser campeón de Copa con el conjunto irundarra. Unai también quiso ser futbolista y se formó en la Real Sociedad, su equipo. Con él llegó incluso a debutar en Primera. Fue en la temporada 1995/96, formando parte de un plantel con gente como Alberto, Loren, Aranzabal, Karpin, Craioveanu, Idiakez, De Pedro... Emery sólo disputó cinco partidos de Liga y uno de Copa, aunque marcó un gol. Luego, buscando minutos, hizo las maletas rumbo a Toledo, equipo en el que militó cuatro temporadas en Segunda antes de recalar en el Racing de Ferrol, Leganés y, por último, el Lorca.

Al conjunto de la localidad murciana se marchó siendo jugador y ese mismo año (2005) se hizo cargo del banquillo. En el club sabían que quería ser entrenador... y decidieron apostar por él. Emery cogió al equipo undécimo y lo clasificó para la promoción de ascenso, donde eliminó al Alicante y luego al equipo de sus antepasados, el Real Unión. Perdió en casa 1-2 pero en Irún ganó 1-3 mientras desde la grada le recordaban cuáles eran sus raíces.

"Los entrenadores somos generadores de confianza. Primero intento llegar a la persona y después al futbolista. Les sugiero situaciones, porque pretendo construir un proyecto desde el convencimiento. Yo tengo mis mecanismos para saber cómo reacciona el vestuario. Lo percibo hasta en la manera de saludarme de un jugador. De ahí puedo sacar una conclusión. Primero quiero adaptarme a las cosas positivas que tienen aprendidas los jugadores y, poco a poco, pondré mi sello", dijo en cierta ocasión el nuevo responsable del banquillo sevillista, por el que pasan y pasan colegas suyos en los últimos años y no logran triunfar.

El propio Emery ha sido víctima de la exigencia. Su marcha del Valencia, al que clasificó tres veces para la Liga de Campeones en pleno proceso de reconversión del club por la progresiva marcha de superestrellas como Villa, Silva o Mata, es una buena prueba de ello. Quizá por esa exigencia, con frecuencia ilógica, llegó a pronunciar estas palabras: "Estoy asqueado de Barcelona y Real Madrid. Lo devalúan todo y la insatisfacción que generan la tenemos que asumir los demás. Vas al Camp Nou, te ganan 5-1 y te hacen quince ocasiones".

Emery sabe que competir con los dos grandes es muy difícil, pero no se resigna. Luchar contra lo establecido es algo que para él va más allá de lo futbolístico. "Voté una vez, hace años, y tuve una experiencia desagradable. No lo he vuelto a hacer. El 15-M refleja una realidad: estamos en decadencia desde hace diez años. Hemos ido hacia atrás respecto a Alemania o Francia. Es culpa de todos: derechas e izquierdas. Debemos recuperarnos", comentó en una entrevista a finales de 2011.

Emery, un hombre que vive por y para el fútbol, retoma la senda de entrenadores vascos que han pasado por el Sevilla. Desde José Antonio Ipiña a Javier Azkargorta, el último que dirigió al equipo (entre 1987 y 1989), Antonio Barrios, Sabino Barinaga, José María Busto e Ignacio Eizaguirre buscaron el éxito en una tierra a la que ahora llega un hondarribitarra que, por su capacidad y juventud, está llamado a llegar muy lejos.

Emery es un estudioso que incluso ha colaborado en la publicación de libros. Mentalidad ganadora. El método Emery, escrito por Juan Carlos Cubeiro y el propio Unai, repasa su trayectoria. En él se le califica como "el Capitán Trueno del fútbol nacional". "No tiene poderes, pero le pone pasión. Es peleón, muy de sus amigos; hace algo difícil y hay que reconocérselo", se puede leer. El libro incluye un estudio matemático que le situaba como el técnico más eficiente de la Liga, por delante de Guardiola o Mourinho. Nada se deja al azar. Amante de la cocina, arte que le sirve para desconectar, Emery no es un tipo polémico pero tampoco crea indiferencia. "A veces da la impresión de que todavía no ha dejado de jugar", dijo de él Valdano.

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