El juicio del accidente del Yak-42, en el que murieron 62 militares españoles, se reanudó con las críticas de un mando militar hacia el ex ministro de Defensa. "Trillo nunca ha dicho la verdad", afirmó. El resto de altos cargos descartaron las quejas sobre la seguridad del avión.
El comandante Antonio Bendada, que tenía previsto declarar ayer ante el juez Fernando Grande-Marlaska y que lo hará el próximo lunes junto al ex ministro de Defensa, José Bono, dijo que Federico Trillo "se ha escudado siempre en terceras personas" para ocultar la verdad y "nunca ha defendido" a los militares y "mucho menos a los fallecidos".
Según explicó, Trillo no apoyó a los militares porque, de haberlo hecho, ya "hubiera dicho cosas de las cuales nos consta en el estamento militar que él sabía". A estas declaraciones se une el malestar existente en algunos de los mandos del Ejército que prestan declaración por el hecho de que el ex ministro Federico Trillo haya optado testificar por escrito.
Los mandos militares que ayer declararon en la Audiencia Nacional sobre el accidente del Yak-42 aseguraron no tener constancia de que las "quejas" sobre las deficiencias en los vuelos contratados con compañías de Europa del Este para trasladar tropas llegaran a la mesa del ex ministro de Defensa.
El juez tomó declaración a cuatro mandos militares como testigos después de que la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional le obligara a reabrir la causa del accidente del Yak-42, ocurrido en Trevisonda (Turquía) en mayo de 2003, en lo que respecta a la contratación del aparato.
De acuerdo con la representación legal de los familiares de las víctimas, los cuatro militares declararon que no les consta que las quejas, informes y documentos sobre la contratación de los vuelos llegaran a Trillo.
Estos cuatro militares -todos retirados-, reconocieron que recibieron hasta 14 "quejas" sobre los vuelos, pero ninguna relacionada con la seguridad, sino con "incomodidades". Sin embargo, los familiares afirman que había informes sobre irregularidades en las condiciones de seguridad del avión como cinturones en mal estado o mascarillas usadas.
Uno de los militares, el teniente general Juan Luis Ibarreta rebatió esta cuestión al decir que el avión "era bueno, de los mejores en el mercado" y que no fue el aparato el que "falló".