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Un caudal de devoción al cruzar el Ajolí

Sevilla Sur abrió ayer el paso por el arroyo que lleva a la Virgen.

el 16 sep 2009 / 03:31 h.

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Los surcos de las arenas esconden miles de historias. Cada camino está marcado por la vara de los peregrinos que lo transitan al encuentro de la Blanca Paloma. Maribel, vecina del Viso del Alcor, conoció al que hoy es su marido en su primera romería, hace ahora 17 años. Desde entonces no ha faltado a la cita de Pentecostés. Ayer culminaba un camino más con su hermandad de Gelves al pisar las tablas del puente del Ajolí, frontera marismeña que separa la raya de la blanca aldea:"¡Gracias, Madre mía, ya estoy aquí!", exclamaba emocionada esta romera.

Apoyada en su vara rematada con un copo de romero, Maribel se adelanta para esperar al Simpecado de Gelves a la sombra de los árboles que crecen junto al arroyo. El calor en el último tramo ha hecho mella entre los peregrinos: "¡Mira, moreno marismeño -bromea señalando la espalda y los brazos-, mucho mejor que el playero! Nos hacemos heridas y no nos sangran. Creo que es la Virgen la que nos protege", confiesa nerviosa ante la idea de que pronto podrá ver a la Virgen.

Maribel y otros tantos peregrinos del grueso de las hermandades sevillanas desembarcaron ayer en la aldea. El puente del Ajolí se cubrió de arena y de vivencias que iban soltando los rocieros en cada sevillana que desbordaba de alegría la emblemática pasarela.

"Arriba con ellos", gritó el carretero de Sevilla Sur a los que iban agarrados a la carreta de plata justo antes de alcanzar el puente, enclavado en el término de Hinojos. Al despuntar la aurora, la hermandad del Tiro de Línea inauguraba la jornada de paso. Las primeras brisas de la marisma jugueteaban con el Giraldillo que corona la carreta. Los 600 romeros rezaron emocionados su salve, "ésa que mana del amor de todo un barrio". Todos los ojos se fijan, entonces, en el Simpecado de la plaza de España y en la réplica de plata de la Virgen de las Mercedes que asoma en la delantera del cajón. Justo después algunos hermanos se arrancaron por sevillanas para rezarle a la Reina de las Marismas. "Otro año más. Ya estamos aquí", repetían enharinados por el polvo de la Raya Real. Pasaban las ocho de la mañana y hasta un tímido sol se abrió paso entre las brumas para dar la bienvenida a la primera embajadora de Sevilla.

A la avanzadilla de Sevilla Sur le siguió Fuengirola, Almensilla y Gines. Esta última volvió a demostrar por qué el pueblo es uno de los más rocieros del Aljarafe sevillano. Los peregrinos demostraron que son de primera categoría. De ahí que Gines se quede prácticamente vacío al llegar Pentecostés, al igual que Camas, que cruzó el puente poco antes de las diez de la mañana.

La jornada prosiguió espléndida con las entradas de Bollullos de la Mitación, La Puebla del Río, Palomares del Río, el cajón de Umbrete, San Juan y la agrupación sevillana del Polígono San Pablo, que llegó cobijada por un cuadro de la Virgen del Rocío.

Dos aniversarios se cruzaron en la pasarela. Uno venía de la mano de la hermandad de Aznalcázar, donde los peregrinos lucían dos medallas al cuello: la de la siempre y la conmemorativa del 50 aniversario: "La fiesta es doble, pese a la crisis y a que se nos ha muerto un mulo", aclaraba Carmen Perea, que bailó todo el repertorio de sevillanas que se le dedicó al Simpecado en lo alto del puente. Su reunión venía con "las alforjas anticrisis: Todo hecho en casa. Sin pinche de cocina. Traemos pucherito, gazpacho y potajes, como en los primeros Rocíos". Pero la fiesta no terminó con el paso de la carreta de plata. Carmen y sus amigas esperaron su carriola para cantarle una sevillana: "Las flores de las Marismas recelosas han mirado/ al ver esa bella estampa de los carros adornados...". El aplauso merecido, con viva incluido, a la gente de los carros. Para completar los rituales: un bautizo. El de José Miguel, que se incorporaba a la reunión:"Eres Globerito de las Marismas, para que vengas otro año más y otro y otro..."

Pero la alegría también llegaba para otra integrante de la reunión. Myriam saltaba de alegría al conocer que había aprobado el Bachillerato: "Gracias, Virgencita. No olvidaré este camino".Quien también lo recordará siempre es Olivares, que también está de aniversario, pues cumple 25 años:"Estamos cansados pero muy contentos", resaltaba el hermano mayor.

Lebrija adelantó su entrada de la tarde al mediodía por el calor:"El año que viene contratamos un camino con más frigorías", bromeaban los lebrijanos mientras cruzaban el cauce de devoción que corre bajo el puente del Ajolí.

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