Local

Un cineasta en siete escenas

El director sevillano vive su mejor momento con las 16 candidaturas de ‘Grupo 7’ a los premios Goya, que se fallarán en febrero.

el 13 ene 2013 / 17:18 h.

TAGS:

UNO. Calle Feria, exterior día, primeros años 90. El padre de Alberto Rodríguez, técnico de Televisión Española, encuentra entre la quincalla del mercadillo del Jueves una cámara de 16 mm. en buen estado y se la regala a su hijo, aficionado al cine. Da la casualidad de que este señor trabaja con dos chavales que acaban de aprobar las oposiciones al ente, Gervasio Iglesias y Álex Catalán, y les habla de ese vicio que tiene su hijo, y que ambos comparten. La amistad surge espontáneamente y crece en la barra de La Sirena, en la Alameda de Hércules, donde se da cita otros jóvenes aficionados al séptimo arte, como Paco R. Baños, amigo de infancia en Coca de la Piñera. La vieja cámara del Jueves abre una insospechada posibilidad: ¿Y si compran entre todos una lata de película y cada uno hace un corto de tres minutos? El invento, que será la primera piedra del nuevo cine andaluz, es bautizado como proyecto Cinexin en homenaje a aquel perverso juguete infantil de los años 80.

DOS. Travelling del 90 al 2000: el proyecto Cinexin cae tan bien en el medio que Canal + compra los derechos de difusión, y con el dinero recibido los cineastas en cierne deciden reinvertir y hacer sus trabajos en mejores condiciones. En una Andalucía sin apenas tradición audiovisual y sin industria, surge la duda de dar el salto a Madrid. Por suerte, Rodríguez y sus amigos deciden quedarse y sembrar en la baldía tierra sureña. Gervasio se hace productor, Alberto y Santi Amodeo se toman en serio lo de dirigir: se marchan un mes a Londres, en plan indie total, y ruedan juntos su primer largometraje, El factor Pilgrim, una de las cintas más frescas y originales del cine español, con un joven Álex O’Dogherty, con quien ya habían hecho el corto Bancos.

TRES. Primer plano del director, voz en off: Alberto Rodríguez Librero, sevillano de es un incurable cinéfilo, devoto de Scorsese, de Truffaut y de Tavernier, si bien sus amigos más exagerados afirman que “lo ha visto todo y lo ha leído todo” en materia de cine. Extremadamente detallista, exigente en los guiones que firma junto a su amigo Rafael Cobos (que se casó el pasado viernes, y al que felicitamos desde aquí), se caracteriza por lograr crear climas de trabajo en los rodajes que luego se plasman en buenísimos resultados. A sus actores suele transmitirles la idea de que el equipo es una familia que lleva 10 años haciendo películas juntos. Y todos salen sintiéndose parte del homogéneo clan. Como creador de personajes es único: cuentan que una vez se inventó un vecino imaginario en un piso inexistente de su bloque, tan verosímil que todavía le llegan cartas y hasta tarjetas de crédito de alguna entidad bancaria. Hay quien resume la personalidad de Alberto, en fin, en una breve frase: “Es el tío más noble que hemos conocido en nuestra vida”.

CUATRO. Imágenes de archivo. En 2002, El traje, un interesante largometraje sobre el clasismo y la discriminación; tres años después, la consagración: 7 vírgenes, un drama social protagonizado por Juan José Ballesta, el talentoso niño de El bola) en apoteósico estado de gracia. La cinta, rodada en localizaciones tan poco habituales como Pino Montano o San Pablo, mereció un Goya al Mejor actor revelación, que se trajo en AVE el joven sevillano Jesús Carroza.

CINCO. Polideportivo, interior noche. Rodríguez es un futbolero irredento. Pero no sólo de los de botellín y plato de aceitunas delante de la pantalla, sino también de los de pantalón corto y tobilleras. Bético iredento para más señas, desde hace mucho tiempo acude cada lunes a la cita con sus amigos cinéfilos para darle patadas al balón, que no todo va a ser ver pelis y hacerlas. Es cierto que algunos fundadores, como Santi Amodeo, han ido retirándose a cuenta de desafortunadas lesiones, pero la mayor parte de la escuadra se mantiene firme y en buena forma. Al director de 7 vírgenes le apodan en estos lances El punterita, y parece ser que un año tras otro es firme candidato a pichichi.

SEIS. El siete es el número cabalístico por excelencia, un talismán, la cifra de la buena suerte. Después de 7 vírgenes, el teléfono de Alberto Rodríguez no paró de sonar: sus más conspicuos compañeros le felicitaron por su trabajo, los mejores actores de España querían trabajar con él. Con tres de ellos –Guillermo Toledo, Tristán Ulloa y Blanca Romero– estrena en 2009 After, un hermoso canto a la juventud perdida y los sueños rotos. Pero el gran golpe de suerte lo da con su trabajo número seis, Grupo 7, inspirado en el Grupo 10 que tuvo como misión hacer limpieza de yonquis y prostitutas del centro de Sevilla antes de que la Expo se inaugurara. Baste decir que el filme ha logrado 16 candidaturas a los Goya: todas las categorías a las que presentaron su opción, todo el equipo representado. Hasta la exitosa Blancanieves se ha echado a temblar.

SIETE. Centro de Congresos Príncipe Felipe, 17 de febrero, interior noche. “Y el Goya al Mejor director es para...” (Fundido). Continuará.

  • 1