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Un clásico de Los Remedios

La Maceta (Los Remedios). Aquellos vidrios de la Avenida de Miraflores, transparentes contenedores de cerveza.

el 19 oct 2012 / 11:13 h.

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Este local, que ahora sirve cañas y macetas, aunque no tan grandes como las de antaño, ha servido macetas desde litro hasta la de cinco litros, aquellos vasos que salían de la fábrica de la Avenida de Miraflores, ese conjunto de edificios que hoy sirve de refugio a rumanos tras años de inoperancia municipal. En La Maceta se tira muy bien la cerveza y uno se acuerda de aquellos finales de los años 70 del siglo pasado, ritos iniciáticos de barra. Ésta se abrió el 29 de septiembre de 1976, años complicados y felices, aquella ruta juvenil de Los Remedios, bodeguita Consolación, Santa María y La Maceta, los viejos roqueros nunca mueren. El padre del actual propietario, Juan Romanco Silva, abrió este bar de barrio, tapas tradicionales, cocina casera, que, tras décadas de dar bien de comer, sigue viendo como a diario gentes del barrio, trabajadores de la zona y los que van allí expresamente, llenan su barra y sus mesas.

Estética de bar de barrio, nada de minimalismo sobre la barra cuelgan perniles de Jabugo, por todas partes buenas muestras de la inclinación de la casa a los buenos vinos, no me extraña, probamos un Gran Vos 2005 de Somontano muy, muy bueno. La carta de tapas es amplia y variada: frías, calientes, montaditos, pescado frito, chacinas y una muy buena variedad de carnes a la brasa, y todo, la verdad, a precios muy ajustados.

De los best sellers de la carta probamos unas tremendas migas de abuelo (2,50/6 euros), con el pan bien frito, seco y suelto, complementado por taquitos de jamón y un buen chorizo que, junto a los ajos, dan al conjunto un realce magnífico. Otro hit de la carta es el típico clavelito (2,80/10 euros), unos caballitos de jamón ibérico con un jugoso filetito, un bocadito suculento, sencillo y efectivo. Para rematar la faena llegó una cazuela de barro con pisto con huevo (2,80/8 euros), una versión del pisto manchego con huevo frito encima que tiene la peculiaridad de llevar comino y laurel, lo que le da un toque algo picante y diferente a otros pistos, cuando se mezcla con el huevo frito la cosa se pone para pedir pan y no parar. Con todo ello el Gran Vos, un vino elegante dentro de sus matices campestres, se portó como un gran acompañante de estos platos.

Una pizarra iluminada muestra tapas fuera de carta, Gabriel está atento al mercado e introduce continuamente nuevas creaciones aprovechando lo que le gusta en calidad de los mercados, así, por ejemplo, las croquetas de espinacas, las trompetas de langostinos  o el boquerón relleno de atún y tomate. Pero en la carta, además de las tapas citadas anteriormente, hay donde elegir otras tapas de éxito son la carne con tomate (2,80/8 euros), la carrillada en salsa (2,80/8 euros), los aliños, los pescados a la plancha y frito, montaditos, empanados y las mencionadas carnes a la parrilla, que se pueden consumir en tapa o en plato, como la pluma ibérica (2,80/8 euros), el mantecado al whisky (2,80/8 euros) o el churrasquito de pollo (2,80/8 euros). Aquí podemos encontrar la pavía de bacalao (2,70/8 euros) y el flamenquín (2,70/8 euros), sevillanísimas tapas, bien elaboradas.

Esperamos el momento de la llegada de las cabrillas, otro plato fuerte de la casa, que se puede degustar en tapa (2,20 euros), plato (6 euros) y tarrinas para llevar de medio y de kilo.

La Maceta es un monumento al bar de barrio y un refugio de buena comida en estos tiempos de crisis.

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