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Un concejal de 195 millones

el 15 sep 2009 / 10:45 h.

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Monteseirín se ha quedado sólo con un hombre fuerte: Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. Pese a su salto a Urbanismo, mantendrá parte de sus competencias y el grupo socialista. Hacienda será para otro edil. La división del Gobierno ha dejado al alcalde con un abanico limitado: sólo hay ocho concejales de confianza.

La estampa de los tres hombres fuertes que se reparten el poder del Ayuntamiento se ha diluido. Emilio Carrillo, el que fuera vicealcalde, ha quedado completamente apartado tras su distanciamiento con el alcalde. Francisco Fernández, quien abarcaba áreas tan complicadas como la seguridad y el tráfico así como el grupo socialista, ha pasado a un segundo plano. Sólo queda Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. La remodelación puede dejar bajo su tutela casi el 30% -unos 195 millones de euros- del presupuesto, así como el control de la política municipal. De momento, sólo se desprenderá en principio de Hacienda, un área gestionada por unos técnicos de su máxima confianza y que puede pasar a manos de uno de sus estrechos colaboradores.

Celis puede conservar parte de las competencias que mantiene desde hace años. Urbanismo es un gobierno paralelo de la ciudad, pero sus funciones se han venido dispersando a lo largo de los últimos años. Perdió Edificios Municipales y quedó en numerosos temas a expensas de IU -para la que se configuró la Delegación de Infraestructuras para la Sostenibilidad-. Las cifras revelan esa caída del peso específico en el Ayuntamiento. Pasó de un presupuesto de 76 millones en 2007 a 34,9 millones en 2008.

Esta situación puede permitir a Celis compatibilizar esta área con alguna de las que ostenta. Las puertas están abiertas a que conserve Presidencia, una delegación que engloba un presupuesto de casi 140 millones de euros. Sus competencias se reparten entre cuestiones rutinarias, sin apenas capacidad de maniobra -como Protocolo o el Centro de Prensa-, que suman unos 20 millones, y dos de las áreas con más peso en las arcas municipales. Turismo -que Celis lleva desde que llegó al Ayuntamiento-, que tiene asignados 12,2 millones, y las empresas municipales de transportes y limpieza -con 112 millones-.

La remodelación abre dos vías sobre estas competencias. Ambas desembocan prácticamente en el mismo punto: el control por parte de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. Éste puede conservarlas dentro de su esquema de trabajo y delegar su gestión en personas de su absoluta confianza. Manuel Rey en el caso de Turismo y Rafael Pineda en el de Lipasam -el caso de Tussam es un gobierno partido con mucha independencia-. La otra hoja de ruta implicaría su reparto entre otros concejales o su adscripción al propio alcalde -éste prefiere que Turismo se desvincule de Celis-. El resultado sería el mismo. Personas muy vinculadas a Celis llevarían el mando.

Distinto es el caso de Hacienda. Celis se va a desembarazar de esta delegación. Esta área apenas tiene peso presupuestario -17 millones de euros-. Su papel en el Gobierno depende en la práctica de la persona que sea su titular. Celis la convirtió en el referente del Gobierno local en este mandato. Repartía entre las delegaciones no según criterios económicos, sino políticos e institucionales. Marcaba el rumbo y el ritmo de trabajo del Consistorio.

Pero no es la única forma de gestionar esta delegación. Basta con observar sus titulares en ejercicios anteriores, con un peso político muy limitado -Inmaculada Muñoz en el anterior mandato-. Que Celis salga de ella no quiere decir que abandone el control. Una mirada a los puestos de libre designación de esta área basta para volver a la misma escena: una ruta que desemboca en Celis, quien estará siempre representado por Manuel Lorente.

Pese a esto, Hacienda quedará en manos de otro concejal. El abanico es reducido. Con Carrillo marginado y Francisco Fernández algo desgastado -apenas pudo ocultar su malestar por el desarrollo de los acontecimientos al ser preguntado públicamente ayer en rueda de prensa-, a Monteseirín le quedan siete delegados. Dos de ellas no incluidas en la lista electoral: Ana Gómez -con un peso muy limitado al margen de Bienestar Social- y Maribel Montaño -recientemente nombrada portavoz del Gobierno y con una influencia creciente-. Faltan cuatro: Encarnación Martínez -criada en la agrupación San Pablo junto a Celis, con mucha carrera política por delante pero con pocas opciones de salir de Medio Ambiente-; Alfonso Mir -ascendió en este mandato al incluirse en la candidatura tras muchos años en Lipasam-; Eva Patricia Bueno -responsable de Parques y Jardines-; Rosamar Prieto-Castro -cuyo respaldo del alcalde ya ha quedado claro al ser designada presidenta del Pleno- y Nieves Hernández -en plena carrera ascendente, muy próxima a Celis aunque con demasiadas cuestiones que debe cerrar este mandato en la Delegación de Convivencia y Seguridad-.

Falta una función: el grupo socialista. Celis la conservará. Mantendrá así el peso político del Ayuntamiento, respaldado por una dirección muy cercana a él. Es el complemento perfecto. Avalado por su gran complicidad con el alcalde, tendrá en sus manos buena parte de su proyecto de gobierno.

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