Un concierto en el salón de casa, para ti y 20 amigos más; Live in the Living es una idea del músico holandés Rick Treffers, y que Pilar Sanz importó a España. En uno de esos LITL escuché por primera vez en directo a Russian Red, en enero de 2008, aunque ya había oído algunas de sus canciones en myspace. Me ocurrió como a todo el mundo allí: no me importó que mi novio quemara la tarjeta de memoria de la cámara, tras la última canción saltamos a pedirle maquetas, ella nos explicó que las había vendido todas hacía algunos conciertos, que publicaba disco en dos meses.
Repetimos en todos sus directos, hasta que empezó a agotar el aforo con sólo anunciar la fecha; compramos el cd, lo hemos regalado y, sobre todo, nos ha alegrado muchísimo que aquella chica ?sólo conocida de estribillos, pero tímida y humilde durante aquel concierto en el salón? toque en directo día sí y día también, y venda mucho. Y es que quizá no hayan escuchado ninguna canción de Russian Red, pero también puede que disfrutaran de su actuación en el último South Pop, que se colara ?televisor mediante? en su cena como banda sonora de un anuncio o como invitada a un magazine.
A mí, víctima de mi gusto perroverdista, que para recomendar un grupo debo deletrearlo, me encantó que la voz de Lourdes Hernández sonara en el patio de luces de la casa de mis padres, desde la radio de un vecino. Por eso me hace tanta gracia leer crónicas en las que un periodista se confiesa harto de una buena cantante, de una compositora de calidad, que triunfa, o escuchar comentarios despectivos de quienes hace meses subrayaban cada acorde con los ojos en blanco, porque ahora ya no sólo la conocemos cuatro gatos; me chocan, la verdad, quienes se empeñan en vincular el buen gusto a lo minoritario. Yo prefiero que los grupos con los que disfruto, los escritores a los que venero, etcétera, ocupen más espacio que el salón de mi casa, aunque esa mágica distancia corta de Live in the Living me permitiera descubrir a Russian Red.
