Cofradías

Un cortejo para ver con detalle de principio a fin

La extensa procesión del Corpus Christi volvió a dejar patente que los sevillanos se vuelcan con esta centenaria tradición de la capital andaluza

el 07 jun 2012 / 09:07 h.

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La procesión del Corpus Christi sigue siendo un cortejo para contemplar de principio a fin, desde los niños carráncanos de la Sacramental del Sagrario hasta el escuadrón militar que cierra el cortejo, y no perder detalle de los pasos, de sus exornos y de la riqueza artística de las insignias de cada una de las representaciones. A pesar del elevado número de participantes que tiene la sacramental procesión, la mañana del Corpus Christi aún es uno de los días preferidos por aquellos sevillanos que disfrutan celebrando las tradiciones de la ciudad.


No importa el madrugón. Sevilla amanece para la procesión del Corpus Christi de una forma especial. La juncia y el romero que alfombran todo el recorrido del extenso cortejo regalan una serie de sensaciones a la vista y al olfato que en ningún sitio se podrán recibir. Bien temprano, alrededor de las siete y media de la mañana el Patio de los Naranjos comienza a llenarse de todas las personas que formarán parte de la procesión. Niños, jóvenes y mayores de toda condición quieren formar parte de la histórica procesión para rendir culto a Jesús Sacramentado. Varas, guiones y estandartes esperan apoyados en los muros de la Catedral al tiempo que en la sacristía mayor se prepara todo para oficiar la multitudinaria misa de los fieles. Con puntualidad inglesa, a las ocho y media de la mañana comenzó a desfilar el cortejo por la puerta de San Miguel. La mañana aún estaba fresca y se podía contemplar la procesión bajo los rayos del sol, aunque el astro rey concedió ayer algo de tregua y rápidamente los sevillanos buscaron el cobijo de la sombra más cercana para disfrutar de la mañana. Y allí, ente la Catedral y el Real Alcázar, también hubo algo de ironía con la actualidad de la ciudad. "Estoy entre los dos edificios que son Patrimonio de la Humanidad y la dichosa torre Pelli no se ve desde aquí ni por asomo, así que no entiendo por qué tanta polémica con el rascacielos", comentaba un sevillano que, lógicamente, no era muy partidario de las opiniones vertidas por la Unesco.


A muchos les parece tedioso el elevado número de representaciones había entre el público quien se atrevía a vaticinar el porqué de algunos tramos con más de sesenta personas. "Los años que llueve en Semana Santa y sales pocas cofradías, hay más personas en la procesión del Corpus por aquello de quitarse el gusanillo cofrade", comentaban en un corrillo de adolescentes al paso de Santa Ángela de la Cruz.

Éste, el primero de todo el cortejo, continúa dejando patente el respeto que infunde su figura y cuánto quiere Sevilla a quien lo dio todo por los pobres de tal forma y sin ánimo de recibir nada a cambio que fue canonizada por Juan Pablo II hace ya nueve años. Al paso de madre Angelita, enmudeció la Avenida en señal de respeto por la última sevillana que ha subido a los altares.

Aunque la procesión del Corpus congrega a miles de fieles, no hay comparación con las grandes bullas de la Semana Santa. Por ello resulta una procesión mucho más cómoda de ver, paseando muy cerca del cortejo por la avenida o la plaza de San Francisco e incluso volver a verlo más tarde por Alemanes y Francos cuando la hilera de insignias y cirios ya busca las naves de la seo. Hubo quien echaba de menos algo más de público pero la mayoría comentaba que era mejor así, que aquel que vaya sólo por hacer un poco de bulto mejor que se quede en casa.A todo esto, por la puerta de San Miguel continuaban saliendo representaciones de hermandades de Penitencia y Sacramentales, éstas también muy numerosas, antes de que salieran los pasos de Santa Justa y Rufina, San Isidoro, San Leandro, San Fernando, la Inmaculada y el Niño Jesús, todos ellos muy espaciados uno del otro gracias a la alta representación. Cuando el del patrón de la ciudad encaraba los primeros metros de la Avenida de la Constitución. La Banda Sinfónica Municipal interpretó la marcha La procesión del Corpus, de Antonio Moreno Pozo, que se estrenó ayer en público. La Municipal, además, procesionó junto a un grupo de cornetas y tambores pertenecientes al Consejo de Bandas de Sevilla.

Pasadas las diez y media de la mañana, y con algunos minutos de retraso sobre el horario previsto, salieron de la catedral las dos custodias de la procesión. La de la Santa Espina y, pocos minutos después la de Arfe, un auténtico altar de plata para el Santísimo y ante el que decenas de sevillanos y devotos rindieran pleitesía con una doble genuflexión al paso de la Custodia. Tras él procesionaba el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, y tras él una amplia representación de la corporación municipal, que había partido a las ocho desde el Ayuntamiento de Sevilla bajo mazas.El alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, cerraba la representación de capitulares y aunque a su paso se levantó algunos aplausos entre el público asistente, en algunos casos más intenso y en otros más leves, no recibió el baño de multitudes del pasado año cuando prácticamente durante todo el cortejo fue ovacionado y llegó, incluso, a emocionarse durante algunos tramos de la procesión eucarística. Y tras el alcalde, cerró el cortejo del Corpus Christi el escuadrón del Ejército que sí volvió a levantar los aplausos de los asistentes. Poco a poco, por la puerta de Palos fueron entrando las representaciones hasta que a las 12.24 horas entró la Custodia de Arfe para poner fin a la procesión del Santísimo.

 

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