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Un corto margen para cambiar

Los dos últimos meses de 2008 van a servir para comprobar de verdad lo que puede dar de sí este Sevilla de dos caras. La primera que ha ofrecido es la de un buen equipo y la segunda, la de uno capaz de perder ante un Segunda B.

el 15 sep 2009 / 17:50 h.

Los dos últimos meses de 2008 van a servir para comprobar de verdad lo que puede dar de sí este Sevilla de dos caras. La primera que ha ofrecido es la de un buen equipo, sin alardes pero de récords; y la segunda, la de uno capaz de perder ante un Segunda B o tirar una renta de dos goles en Valladolid.

Los encuentros frente al Standard y el Recreativo representan el margen que hay para volver a ofrecer la mejor cara, ya que, a continuación, llegará una serie de partidos en los que habrá muchas más cosas e importantes en juego. El primero será la vuelta de Copa con la Ponferradina, donde sólo vale ganar; y, a continuación, con el peligroso Getafe por medio, el cara a cara con los mejores de la Liga: Valencia, Barcelona, Real Madrid y Villarreal.

La cuestión es saber qué Sevilla se verá frente a los teóricos rivales directos, pues, exceptuando el derbi del Ruiz de Lopera y la visita al Calderón, aún no ha disputado duelos exigentes de verdad por la entidad del adversario. Mientras tanto, varios son los factores que dan que hablar en un Sevilla que pasa por los peores días en esta campaña.

3las lesiones. Manolo Jiménez dice que no hay excusas... aunque siempre recuerda las bajas. Y la principal influencia que éstas pueden tener es a la hora de rotar, ya que, por citar el ejemplo más reciente, en Valladolid casi todos los que jugaron son habituales titulares (Palop, Konko, Squillaci, Escudé, Fernando Navarro, Jesús Navas, Maresca, Romaric, Duscher, Luis Fabiano...). Es decir, que sólo Kanouté y Diego Capel serían bajas en relación a lo que podría considerarse como once de gala. Ni Adriano -sobre todo ha jugado por la baja del almeriense-, ni Chevantón, ni Mosquera, ni Acosta ni Drago, es decir, el resto de lesionados, son titulares habituales. Su ausencia sólo puede pesar, según las preferencias de Jiménez a la hora de confeccionar el equipo, cuando pretenda refrescarlo. Tras casi dos meses de vacaciones, la pretemporada, nueve jornadas de Liga, tres de UEFA y un partido de Copa, el cansancio no puede ser el gran enemigo.

Mejorar en defensa -no sólo la zaga, sino el trabajo de todo el equipo cuando no se tiene el balón- era un objetivo para esta campaña. Antes de enfrentarse al Málaga, el Sevilla sólo había encajado cinco goles entre todas las competiciones y en los tres últimos partidos ha recibido ya esa misma cifra, y no precisamente ante rivales de gran potencial ofensivo. El Málaga remató siete veces -cinco a puerta- y ganó; el Valladolid lo hizo en 16 ocasiones -siete a puerta- y marcó tres goles. Todo no es culpa de la zaga, porque el centro del campo y los futbolistas de arriba también deben ayudar, y esto es algo que no se ve.

Se habla del Sevilla como un equipo que suele tener la posesión del balón, aunque de poco sirve eso si no se sabe qué hacer con él. En Pucela lo perdió hasta 85 veces -a una media de casi una pérdida cada minuto- por 74 de los locales; ante el Málaga, 68, por 67 del equipo de Tapia. Muchos futbolistas rifaron una y otra vez la pelota en Zorrilla y hubo pérdidas incomprensibles como la de Renato cerca del área que acabó en el gol de Sesma. La expulsión de Luis Fabiano no ayudó en nada, pero echarle la culpa a él o a Pérez Lasa cuando la mayoría de sus compañeros fallaron tanto...

El regreso de O Fabuloso tras su lesión era muy esperado, pero por ahora casi ni se nota (cero goles). Y es llamativo que el mejor futbolista del Sevilla la pasada campaña pase desapercibido. Las bajas de Kanouté y Chevantón -por juego y efectividad el primero y por aprovechar casi todas sus ocasiones el segundo- sí que se notan: cada uno de ellos lleva tres goles. Pero, ¿es mejor futbolista el uruguayo que Luis Fabiano? ¿O es que ahora se crean menos ocasiones, no se defiende bien y los jugadores se desesperan?.

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