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Un ‘cowboy’ sindical

el 08 ene 2012 / 16:17 h.

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Mírenlo. Es guapo. Básicamente guapo, con esa tentadora planta, esos ojos, esa conquistadora mirada, esa raya en el pelo, esa sugerente sonrisa, ese seductor cigarrillo medio cayendo de sus labios, esa agilidad al montar y galopar a caballo, esa valentía frente a los indios, a las mujeres las trae loquitas...

Cándido Méndez (Badajoz, 1952) quería ser de pequeño Alan Ladd, galán de películas del oeste (para quienes no se acuerden siempre están las imágenes de google) que era la envidia de los niños y no tan niños de la época y el objeto de deseo de las niñas y no tan niñas. Quería ser actor de western pero era feo en exceso, no lo afirma quien este perfil escribe, sino él mismo, un día cualquiera se miró al espejo y se dijo, forastero, la verdad por delante, métete a ingeniero técnico químico, déjate de sueños.

Su niñez son recuerdos del peregrinaje paterno en la búsqueda de trabajo, duro empeño en años en los que ser rojo, de izquierdas, estaba considerado castigo divino por quien, en la jefatura del Estado y por nombre Francisco Franco, caminaba bajo palio. Pueblos pacenses primero, después la familia recaló en Jaén y desde allí él solito, con una beca, se fue para Madrid a estudiar, era la tabla de salvación para el hogar, nunca estará lo suficientemente agradecido a sus padres y a sus hermanas, se sacrificaron por él. No es menos la admiración sentida por su padre que por Pablo Iglesias.

1967, carrera terminada, 1970, afiliado clandestino de la UGT y el PSOE, estamos de nuevo en Jaén, la Federación de Construcción fue su primera casa en el sindicato y desde aquí se labra la licenciatura sindical este barbudo, barbudo por qué, le gustaba y punto, no fue porque barbudos eran los hombres de Fidel Castro, aunque sí admiraba la revolución cubana. Fíjense el cambio operado en nuestro protagonista. Alan Ladd, que te den, que serás guapo pero también un yanqui imperialista.

Muerto el dictador, no lo niega, al dios mil gracias, en 1978 ya forma parte de la cúpula, o llamémosle ejecutiva, del legalizado sindicato jiennense y dos años después, su secretario general en una provincia que tantos socialistas ha dado a la patria y a los cargos de dirección del PSOE regional y nacional. No en vano, a principios de los ochenta ocupa un escaño en el Congreso de los Diputados, lo calienta hasta 1986, cuando es elegido secretario general de UGT-A, el mismo año en que se sienta en el Parlamento andaluz, poco, dimite a finales de 1987. Las relaciones con el partido se enturbian, sindicalista y político, mala combinación, qué dirán los trabajadores con este Gobierno de Felipe González que, a pesar de ser mi amigo, querido del alma, con él como y corro, da muestras de no complacer a los obreros como debiera. El 14 de diciembre de 1988, primera huelga general, un hito en la historia sindical española.

En la comunidad asistió a la organización de los empresarios en patronales, aquí hay que pactar, sea la autonomía andaluza ejemplo de concertación social para el Estado, eran tipos duros los de la CEA de esos tiempos, si me viera Alan Ladd... Y excelentes relaciones con el Ejecutivo regional, entonces como hoy del PSOE. Pero Andalucía quizás se quedó pequeña para las aspiraciones del cowboy y en 1994 es elegido secretario general de UGT en un sindicato que sangraba por la herida, cuál, la que dejó su líder, Nicolás Redondo, con el escándalo del agujero económico de la cooperativa de viviendas PSV.
Méndez jugó bien sus cartas y desbancó al sucesor natural de Redondo, Manuel Fernández, Lito. Desde entonces está en el cargo y dispuesto a continuar en una central ugetista muy cohesionada, sin fisuras, aunque ha tenido que arrepentirse de su larga pleitesía hacia José Luis Rodríguez Zapatero, no le haré huelga general, dijo, porque, con la que está cayendo, mantiene las políticas sociales y las prestaciones, hasta que no tuvo más remedio que hacérsela, pero para entonces era algo tarde, la respuesta en la calle no fue la esperada, pesaron quizás más otros miedos (crisis económica, desempleo) que el que se gobernara por decreto, vaya, otra vez los socialistas.

Estamos ya en 2012 y el Ejecutivo de Mariano Rajoy, del PP, quiere una reforma laboral que venga como regalo de Reyes. Por decreto se hará si no hay acuerdo con la CEOE, y aquí las cartas son más complicadas, porque sabe Méndez que no pactar, aun renunciando a principios sindicales, es entregarle el poder laboral a la patronal.
El Cándido hombre no levanta el puño cerrado de La Internacional desde hace dos décadas, para él la política es agua pasada, al menos por ahora, le gusta patearse Madrid, deporte que combina con el estofado con patatas y setas y los puros. Corbatas, las justas, sólo para acudir a La Zarzuela. Mujer, dos hijos, madridista pero patoso en el fútbol, Medalla de Andalucía en el pecho y una frase célebre como soniquete. Woody Allen: "El futuro es como el presente, sólo que dura más".

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