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Un crimen a la vuelta de la esquina

La cercanía del caso y la falta de respuestas explican su gran repercusión.

el 17 ene 2010 / 20:13 h.

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La desaparición y muerte de una adolescente de un barrio obrero, una compleja trama de implicados y versiones contradictorias, una búsqueda insaciable que no termina de arrojar luz sobre el crimen y una cobertura informativa sin precedentes han convertido el caso Marta en un fenómeno mediático y social que ha traspasado todas las fronteras y que ha tenido como aliado las redes sociales más populares de internet.

Para Rosa Berganza, catedrática de Periodismo de la Universidad Juan Carlos I de Madrid, al enorme impacto que el caso ha tenido en la sociedad ha contribuido de manera importante "la movilización de la familia" de Marta del Castillo ya que, opina, ha propiciado una "visibilidad constante" del crimen en los medios de comunicación. Esto, apunta el también catedrático y director del departamento de Psicología Social de la Universidad de Sevilla, Manuel Marín, ha hecho que los ciudadanos se identifiquen "con estas personas que sufren el drama" al tomar conciencia de que lo que le ha ocurrido a ellos "le puede pasar a cualquiera". Además, continúa, se trata de una familia como otra cualquiera, lo que genera mayor "proximidad social" y "empatía" que si perteneciera a una "clase social minoritaria".

Sin embargo, ambos expertos coinciden en que las particularidades del crimen han sido decisivas para mantener vivos el interés y la preocupación por él. Así, Berganza considera que el caso por sí mismo encierra suficientes "componentes dramáticos y de misterio" que lo hacen "especialmente noticioso". Destaca el hecho de que después de un año "aún no se haya encontrado el cadáver ni se sepa toda la verdad de lo que ocurrió", así como la presencia de todo un "elenco de personajes que pudieron participar o encubrir el asesinato" y que hacen más enrevesada la historia . También el que se trate de adolescentes -con la carga pasional que eso implica- con complejas relaciones entre sí susceptibles de generar "relatos noticiosos largos" ha servido, explica, para alimentar este fenómeno.

La edad de la víctima y de los que pudieron participar en el crimen -uno de ellos, El Cuco, incluso menor de edad- han tenido mucho que ver también con la repercusión del caso. Según Marín, "la juventud tiende a movilizarse más" y la reacción de "los compañeros y amigos del barrio" de Marta ante su asesinato ha hecho que el público joven se solidarice con ellos. En este sentido, ha sido precisamente la edad de los protagonistas lo que ha determinado el papel que la red ha tenido en el caso antes y después de la detención de Miguel Carcaño y el resto de implicados.

En cuanto a si este interés por el caso tiene o no fecha de caducidad, Rosa Berganza señala que la falta de respuestas hace que se diferencie de otros similares y que los "picos altos de seguimiento" se dilaten en el tiempo. Esto último lo atribuye Marín a que los crímenes pasionales -más aún cuando hay una agresión sexual a una menor de por medio- "inciden de manera especial en el comportamiento afectivo social y hacen que perduren más" en la conciencia colectiva. Asimismo, el catedrático considera que la opinión pública ve una "tremenda injusticia" que ni la Policía ni los jueces hayan sabido "encontrar la verdad". Sólo la resolución total del caso, vaticina, generará una sensación de "tranquilidad" entre los ciudadanos, que de esa manera podrían concluir el "aprendizaje social" que cualquier experiencia de este tipo lleva aparejada y que los prepara para saber "cómo afrontar una situación similar".

Por último, y aunque en ocasiones los propios ciudadanos hayan puesto en tela de juicio su eficacia, el despliegue de medios realizado tanto por las administraciones como por la Policía y los jueces ha servido también para generar una mayor expectación, que se verá acrecentada a medida que se aproxime la fecha del juicio a los implicados.

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