Economía

Un cuerpazo de electrodos

Las claves del crecimiento de Body Solution, con tres centros en apenas un año, estriban en la ropa con electrodos que estimulan casi todos los músculos del cuerpo y controlada por un programador tecnológico y un entrenador personal.

el 08 jun 2014 / 23:45 h.

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El sueño de todo perezoso hecho cuasi realidad: un cuerpo para que te silben por la calle y sin hacer deporte ni maltratar más ese menisco que te está maltratando. Un chaleco con milagrosos electrodos que diríase vendido en la teletienda te sacude frenéticamente los músculos y tableta de chocolate en un santiamén. La operación bikini iniciada y completada a la vez. Porque yo lo valgo. Alfred Xhilaga, uno de los dos socios de Body Solution, en el centro de entrenamiento personal que la empresa tiene en la céntrica calle Rosario de Sevilla. / CARLOS HERNÁNDEZ Alfred Xhilaga, uno de los dos socios de Body Solution, en el centro de entrenamiento personal que la empresa tiene en la céntrica calle Rosario de Sevilla. / CARLOS HERNÁNDEZ Uno acude con semejante imagen preconcebida –qué mala es a veces la tele– y se encuentra que la cadena de centros de entrenamiento personal y estética Body Solution, que dos emprendedores, uno albano, Alfred Xhilaga, y otro de Australia, Oliver Terrill, han gestado en Sevilla capital, se aleja muchísimo de esas cosas milagrosas que comercializan a deshora en la caja tonta. Nos remontamos a 2013. «La tendencia era el gimnasio de bajo coste, el low cost. Nosotros queríamos hacer algo diferente para quienes, sin importarles pagar algo más si merece realmente la pena, consideran el bienestar, físico y psíquico, y la salud como una inversión. No somos ni elitistas ni caros. Aquí vienen desde neurocirujanos hasta limpiadoras de escaleras», dice Xhilaga. Es entrenamiento con tecnología aplicada. Se basa en un aparato, bautizado como Mihabodytec, que consiste en un módulo central y ropa especial (chaleco, cinturón y correas para los brazos y las piernas) salpicada de electrodos cuyas ubicaciones son estratégicas para estimular casi todos los músculos del cuerpo. El módulo al que van conectados los electrodos –y, con ellos, quien entrena– controla la intensidad y la frecuencia de los impulsos, personalizando, así, el ejercicio en función de los objetivos (ganar musculatura, perder peso, rehabilitar tras una operación, corregir posiciones, etcétera) y de las limitaciones del propio cliente (por ejemplo, enfermedades o edad). «Y no son descargas, son estímulos», quiere dejar claro este entrenador profesional. Es, explica, la adaptación al común de los mortales de una tecnología empleada para astronautas y deportistas de elite. «Entre nuestra clientela existen muchos médicos, y puedo concretar que cinco neurocirujanos de Sevilla». Y es que tu vida la conocen. No en vano, esto no es un gimnasio convencional donde uno puede seguir o no las pautas marcadas por el monitor. Se realizan cuestionarios previos que recogen las posibles enfermedades o patologías y determinan también la predisposición psicológica dado que, a veces, uno quiere algo (perder peso) y no es verdaderamente lo que necesita, o busca un objetivo superior a sus posibilidades y resistencia. A partir de ahí, es el entrenador personal el que guía. No es un mero llegar y colocarte el chaleco. «No es sólo bienestar físico, tener un buen cuerpo. Es obtener un alivio de espalda, cambiar los hábitos alimentarios, motivarse...». Es lo que propicia un entrenador personal. Cada cliente dispone de una tarjeta que, introducida en el módulo central del sistema, revela cómo evoluciona y sus parámetros de ejercicio y mejora. ¿El perfil? «Es diverso. Empresarios y directivos con poco tiempo disponible, trabajadores con escasa motivación para hacer deporte, quienes agotados están de apuntarse a gimnasios sin encontrar alguno que les guste o sin obtener los resultados esperados y, sí, también está la operación bikini», relata el emprendedor. Los inicios fueron un local de sólo 50 metros cuadrados en la calle Luis Montoto, a los tres meses llegaría el segundo y pasados otros tantos, el tercero (en Luis Belmonte y Rosario). En las próximas semanas se inaugurará la ampliación del de Nervión (a 300 metros cuadrados) y en proyecto está franquiciar el negocio aunque, matiza Alfred Xhilaga, sin prisas. «Mucha gente se interesa, pero nosotros queremos sólo gente del campo (entrenamiento personal, fitness y similares). Estamos hablando para Jerez, Huelva y Badajoz», revela. En la actualidad, la plantilla de Body Solution asciende a 21 personas. «Nuestros entrenadores son jóvenes, la mayoría tiene recién terminada la carrera de Educación Física». Desde mayo de 2005 en Sevilla, la historia de Xhilaga (39 años) arranca en Albania, donde se diplomó en Educación Física y trabajó como fitness trainer. En Londres de diplomó en Entrenamiento Personal, ejerciendo primero por cuenta ajena y después como freelance para clientes a domicilio y en oficinas. Al llegar a la capital andaluza –«donde descubrí que soy de calor, no de frío»–, se estrenó laboralmente en un gran gimnasio. Después, combinado sus experiencias de fitness trainer y tutor en casa, crea un club de entrenadores personales, con una cartera superior a los 250 clientes. «En España impera la idea de que un entrenador personal es para famosos o deportistas, y no es así». Su segunda labor emprendedora es Body Solution, esta vez de la mano del australiano Oliver Terrill, especialista en rehabilitación de personas a través del ejercicio físico y jugador del Cajasol Rugby Ciencias. «Propiciamos un cambio de vida, de hábitos, de alimentación. Y tenemos, además, del Mihabodytec, musculación tradicional, sistemas de suspensión o pesas rusas». Y aquí se suda, «¡vaya que si se suda!». Una sesión por semana equivale a cinco de gimnasio. Cuerpazo de electrodos, sí.

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