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Un cura patera de tierra adentro

Hay quien asegura que no hace falta plantear la construcción de un albergue y un comedor para indigentes en Utrera. Sin embargo, hay historias como la Emigdio Jiménez, que luchan por demostrar la cruda realidad que padecen muchas personas en el término municipal.

el 15 sep 2009 / 20:59 h.

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Hay quien asegura que no hace falta plantear la construcción de un albergue y un comedor para indigentes en Utrera. Sin embargo, hay historias como la Emigdio Jiménez, que luchan por demostrar la cruda realidad que padecen muchas personas en el término municipal.

Párroco de las pedanías de Trajano y Pinzón, en Utrera, y de El Trobal, en Los Palacios y Villafranca, este hombre lleva ya 16 años en la comarca del Bajo Guadalquivir, habiéndose convertido en un punto de encuentro para las muchas personas que a lo largo de este tiempo llegaron para solicitarle ayuda.

En estas tierras, actualmente tiene acogidos a siete indigentes, de procedencias tan diversas como Marruecos, Nicaragua e incluso de España, entre otros países. Sobre la forma en que saben de su existencia, este sencillo sacerdote relata: "Vienen comunicados por otros compañeros -la mayoría son irregulares porque no tienen ni siquiera papeles- que ya estuvieron conmigo". Y es que "todos ellos vienen a Trajano porque se enteran que hay una persona que se preocupa de que puedan regular su situación social y económica, y además tienen para dormir y comer".

Pero no sólo llegan por sí mismos. "Hay agentes de la Guardia Civil que, de distintos sitios, vienen aquí y me comunican la existencia de nuevos casos y, mientras encuentran trabajo y mejora su situación, se quedan por el lugar estos necesitados y yo intento orientarles un poco", dice.

Quizás lo más llamativo de esta historia es la forma en que mantiene a tantas personas. "No cuento prácticamente con apoyo económico", afirma el sacerdote, quien reconoce aportar "lo poquito" que él posee. Eso sí, confiesa tener ayuda procedente de familias de Trajano, así como de otras personas y colectivos de Utrera: "Me traen comida para poder repartir". En definitiva, viven de la caridad de los demás.

"Por fortuna, todavía quedan manos solidarias que colaboran, aunque también hay algunas personas que se sienten incómodas por el hecho de que estén estos indigentes aquí", continúa. No obstante, admite que "son muy pocos, casos muy puntuales, los que critican la acogida de seres humanos para darles ayuda, y que también son, precisamente, los que se quejan de la misma forma por otras muchas cosas".

La figura y el trabajo de este hombre no es lo que habitualmente se observa entre los pastores de la Iglesia Católica. "Mis superiores me dicen que esta actitud mía es algo muy peculiar de mi propia vocación", subraya. "Otros reconocen que no lo harían, pero no porque no tengan conciencia, sino porque no tienen ese carisma necesario", prosigue. Y ello es así porque lo normal es que se oriente a las personas "hacia los albergues de Cáritas o de la Junta de Andalucía, en lugar de acogerlas en las casas parroquiales" de cada lugar.

Pero a pesar de todo, él lo tiene claro y sabe que esta actitud y este trabajo por los demás forman parte de su vocación. "Yo creo que no es algo que me haya dado el hecho de ser sacerdote, sino que forma parte de mí desde siempre", interpreta el párroco.

Hay voces que, al conocer su historia, dicen de él que es un cura patera de tierra adentro. El protagonista de esta definición considera de ella que "tiene una configuración bastante buena, porque la tierra adentro es la que toca la necesidad real de las personas, el sufrimiento, la marginación, el no tener nada...".

Por ello, insiste en que estos ciudadanos, en su mayoría inmigrantes, "necesitan cariño y acogida, además de calor humano, y no importa que vengan de un sitio o de otro, lo importante es que son personas que buscan el pan para sus hijos, para sus familias y para ellos mismos".

Este sacerdote lo resume todo afirmando que "cada persona tiene el mejor título que se puede poseer: el de ser un ser humano ubicado en el planeta tierra", por lo que "hay que romper las barreras existentes, ya que siempre habrá comida suficiente para dar alimento a todas las personas que lo necesitan".

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