El cara a cara de anoche fue más español que europeo. Porque se pareció menos a un foro de la UE y más a los debates a los que nos tiene acostumbrados el Congreso. Hubo muchos reproches, mucha mirada al pasado y pocas propuestas para Europa. Mayor Oreja fue más creíble y López Aguilar más optimista. En acritud, empataron.
Mientras la periodista de TVE Ana Blanco, vestida de blanco, introducía el debate, los dos candidatos ya estaban sentados cara a cara. Serio Jaime Mayor Oreja, con aire distendido Juan Fernando López Aguilar, y de intercambio los colores de sus corbatas -azul la del candidato socialista y roja la del popular-.
Una hora y media duró el cara a cara y no hubo ni una sola propuesta. En la primera parte, sobre economía, la madre del cordero, ambos se dedicaron a echarse en cara los errores del pasado. Tan al pasado se remontaron que hablaron de la dictadura, de la Transición y del "servilismo" de Aznar en la era Bush. López Aguilar comenzó directamente culpando a los gobiernos del PP de permitir una burbuja inmobiliaria que al estallar "se ha llevado por delante un millón de empleos".
Mayor Oreja, curado de su amigdalitis pero con un ojo medio cerrado al más puro estilo Solbes, advirtió de que "España no está para mítines". Identificó al PSOE con tres mentiras, la de negar la crisis, la de culpar a los demás de la crisis y la de sostener que tienen la solución para la crisis. Y el candidato socialista contestó con el Yak-42 y el 11-M: "Debería ser prudente al hablar de mentiras". Más pasado. Ni rastro de Europa. Siguió casi una hora de reproches. López Aguilar acusó a su rival de colocarse "a la derecha más a la derecha de la derecha de Europa", de utilizar recetas del siglo XIX y Mayor contestó alabando las bonanzas de los gobiernos de Aznar. Se interrumpían el uno al otro para reivindicar lo que cada partido ha hecho en La Moncloa y el debate fue ganando en agresividad. "Ustedes explotan la angustia de la gente", acusó el líder canario, y el veterano popular dio donde más duele: "36 de cada 100 jóvenes están en el paro".
El mismo tono emplearon los candidatos al discutir sobre política social, el segundo bloque del cara a cara. El aspirante popular, siempre en un tono sereno y haciendo valer su experiencia -"llevo algunos años en esto"- sacó a relucir el informe PISA, acusó al PSOE de educar en ideología y no en valores, de instaurar "la cultura del progresa adecuadamente, del coladero" y dio a los socialistas un "suspenso" en educación. Su oponente, mucho más expresivo pese a que se quedaba sin ideas para agotar su tiempo en algunos turnos, enarboló el "más ordenadores y menos cemento" y el "ni un paso atrás en políticas sociales" de Zapatero.
Los candidatos hablaron de familia, de inmigración, y cada uno se repitió en sus argumentos de forma que al debate acabaron sobrándole minutos. Mientras el líder socialista hablaba de una España referencia en Europa por sus políticas sociales, el responsable popular veía una España "en la periferia" de la Unión por culpa del paro. Mayor se puso aún más serio cuando habló del aborto: "Es una tragedia y un disparate", dijo. Y en respuesta, el socialista trajo la conciliación y la incorporación de las mujeres al trabajo.
Los candidatos coincidieron en casi nada, pero ambos aseguraron querer lo mejor para España y Europa. En palabras de López Aguilar: "Nos hace falta una Europa al menos del tamaño de la crisis".