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Un derbi muy poco igualado

Da la sensación de que este derbi se presenta como el más igualado de los últimos tres años, aunque las frías estadísticas -no tan frías en muchos casos- son apabullantemente favorables a los sevillistas. Esta tarde saldremos de dudas, pues tras un derbi todo se magnifica, para bien o para mal.

el 15 sep 2009 / 12:08 h.

Da la sensación de que este derbi se presenta como el más igualado de los últimos tres años, aunque las frías estadísticas -no tan frías en muchos casos- son apabullantemente favorables a los sevillistas. Esta tarde saldremos de dudas, pues tras un derbi todo se magnifica, para bien o para mal.

Los comentarios de la última semana han sido prácticamente unánimes: desde uno y otro bando aseguran que este derbi se presenta mucho más igualado que los de los últimos tres años. Las sensaciones que transmiten ambos equipos son contradictorias y harto subjetivas: el Betis ha mejorado el nivel con sus fichajes e hizo una hora de notable buen fútbol en Getafe (aunque sin gol), y el juego del Sevilla, pese a ganar al Sporting (y luego al Salzburgo) no ha hecho olvidar el que desplegaba con los ausentes Daniel Alves, Keita y Poulsen, pese a la millonaria reinversión en refuerzos... que todavía no acaban de convencer.

Vaya, que el Betis gusta pero no gana y el Sevilla, pese a no gustar, va ganando casi todo lo que se le pone a tiro. Los objetivos de ambos, está claro, son bien dispares, de ahí las distintas varas de medir con las que críticos y aficionados valoran el rendimiento de los dos equipos.

Eso son las sensaciones, porque en las estadísiticas previas no hay color: gana el Sevilla de calle. De hecho no pierde un partido desde hace cinco meses (1-4 ante el Almería el 19 de abril), el mismo tiempo que lleva el Betis sin ganar, lo que no ocurre desde el 1-3 en el Calderón de ese mismo 19 de abril, día en el que selló virtualmente la permanencia, que era el objetivo que marcaron a Chaparro cuando suplió a Héctor Cúper tras la jornada 14.

Un objetivo mucho más alto -la Champions- era el que le mantuvieron a Jiménez tras la sorprendente fuga de Juande Ramos, que finalmente no se pudo cumplir pese a un espectacular sprint final de temporada, con cuatro victorias en los cuatro últimos partidos, incluida una con la gorra en Heliópolis (0-2) que no le permitieron superar al Atlético en la clasificación y le obligó a 'conformarse' con la 5a plaza, 17 puntos y 8 puestos por encima de su eterno rival.

Y eso por no hablar del rendimiento del Betis en casa, con Chaparro, donde no gana desde el 3-2 al Barcelona del 29 de marzo, pues desde entonces acumula cuatro derrotas (Levante, Villarreal, Sevilla y Recre, ya en la 2008/09) y un empate (Valladolid). Todo lo contrario que el Sevilla, que desde que cayera derrotado en el Bernabeú un día después (30 de marzo), no conoce la derrota lejos de Nervión: cuatro victorias (Mallorca, Racing, Betis y Sporting) y un empate en Murcia.

Y la superioridad de los nervionenses en los últimos tiempos no se detiene ahí: en los derbis recientes han barrido. Ganaron cuatro de los seis últimos y sólo concedieron dos empates, así que es lógico que absolutamente todas las casas de apuestas, donde las sensaciones cuentan bien poco y las cuotas se fijan en base a datos estadísticos y objetivos, lo dan como favorito pese a jugar fuera de casa, un factor que pesa, y mucho, a la hora de establecer las mismas.

¿Se mantendrán las tornas esta tarde y ganará el Sevilla? ¿O será el Betis capaz de romper las previsiones, como ha hecho tantas veces a lo largo de su historia?. El curso pasado, por ejemplo, se entretuvo en ganarle a los cuatro que acabaron en Champions (Real Madrid, Barcelona, Villarreal y Atlético) y, tal día como hoy, hace 50 años, acabó con dos décadas de hegemonia absoluta del Sevilla en el célebre Pizjuanazo, primer partido oficial que acogió el estadio Ramón Sánchez Pizjuán y que acabó con un espectacular 2-4 a favor de un Betis que acababa de subir de Segunda tras una larga travesía que le llevó incluso a estar siete años en Tercera.

Aquel Sevilla, que la campaña anterior había debutado en la Copa de Europa, era incluso más favorito que el de hoy, pero está claro que ni estadísticas ni sensaciones valen a la hora de la verdad para nada. Manda el balón. A ver qué dice hoy.

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