Los dos detenidos por el crimen de la botellona han sido internados por un delito de homicidio tras prestar declaración en sede judicial. El menor lo hizo ante la Fiscalía de Menores, que decretó su ingreso en un centro, mientras que el adulto, identificado como Óscar R. R., ya ha pasado su primera noche en la cárcel. Ante la juez, el joven de 32 años negó que apuñalara a Francisco José Guerrero Vargas , sino que sólo le auxilió pues ayudó a sus amigos a meterlo en el coche para llevarlo hasta un hospital.
Ambos arrestados son de la localidad de San Juan de Aznalfarache, en concreto de La Esquina del Gato, una zona conflictiva y conocida por el tráfico de drogas. La magistrada del caso, Elvira Albero, mantiene el secreto de sumario, por lo que no ha trascendido cómo se ha llevado a cabo la detención y si ha sido identificado por los compañeros de la víctima. No obstante, la descripción del joven coincide con la que inicialmente dieron los testigos, pues es alto, corpulento y lleva tatuajes: uno en la muñeca izquierda, otro en el antebrazo izquierdo y el último en el bíceps derecho.
Las mismas fuentes explicaron que tanto en su declaración policial como ante la magistrada, el adulto, que tiene 33 años y es un albañil en paro, dijo que "no sabe nada" de lo ocurrido. El adulto reconoció que el 25 de marzo acudió a la macrobotellona que se celebró en La Cartuja por la llegada de la primavera. Él estaba allí con unos amigos y cuando iba a saludar a otro grupo que también estaba en el lugar vio a la víctima tirada en el suelo. En ese momento, se acercó al grupo de amigos de Francisco Javier para ayudarles "a meterlo en el coche". Luego él se marchó, mientras los amigos del joven salieron con él hacia el hospital Virgen del Rocío, donde llegó cadáver.
De esta forma, el adulto negó que apuñalara al chico, que había acudido a la botellona junto a unos amigos y familiares, y que viera algo de lo ocurrido. No obstante, Óscar dijo ante la Policía que en el pueblo había oído decir que el autor de la puñalada había sido el menor, al que conocía de vista del barrio. De todos modos, es habitual que en crímenes de este tipo y en los que no está claro quién cometió la agresión, los detenidos se culpen unos a otros para evitar ser imputados. Óscar solía relacionarse con chicos y chicas menores que él y ya había acudido a otros macrobotellones antes. De hecho, también estuvo en el que se celebró un mes antes el Charco de la Pava para celebrar el fin de los exámenes.
El detenido también dijo no saber nada sobre una posible discusión previa por el pinchazo de unos neumáticos y que pudo dar lugar a la discusión. Francisco José Guerrero tenía 23 años, había nacido en Ibiza, aunque vivía en La Puebla de Cazalla con su madre, que regresó a su localidad natal tras divorciarse. El joven había terminado sus estudios y estaba en paro, aunque de forma ocasional trabajaba en el campo y en la construcción. El día de la macrobotellona no tenía previsto ir, pero unos primos fueron a recogerlo y le convencieron para ir. Fueron sus amigos quienes lo sacaron de La Cartuja tras recibir la puñalada.