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Un día de campo en el encierro

Comprensión, dignidad y libertad fueron los ingredientes de la barbacoa que los internos del Psiquiátrico Penitenciario compartieron ayer con sus familias. Una jornada de convivencia en la que incluso fue posible encontrar la alegría por sevillanas de la cercana Feria.

el 16 sep 2009 / 01:30 h.

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Comprensión, dignidad y libertad fueron los ingredientes de la barbacoa que los internos del Psiquiátrico Penitenciario compartieron ayer con sus familias. Una jornada de convivencia en la que incluso fue posible encontrar la alegría por sevillanas de la cercana Feria.

Nada más cruzar la cancela que separa el Psiquiátrico Penitenciario de la prisión de Sevilla se percibía que el de ayer no era un sábado cualquiera. El olor cada vez más intenso a barbacoa y la sintonía del Padrenuestro que sonaba al unísono denotaban que era día festivo.

Pasadas las once de la mañana, el capellán de la pastoral penitenciaria, Emilio Calderón, concluía la misa con la que se abrió la jornada de convivencia entre los internos y sus familias. Era el momento de algo tan cotidiano, pero tan especial para ellos, como comer con sus familias y poder disfrutar de ellas sin un cristal por medio.

Los voluntarios de la pastoral hicieron de improvisados camareros para que todos pudieran degustar la carne, los chorizos y otros manjares que no paraban de salir de la barbacoa. 'Yo he pedido un bidón de ensaladilla', decía Jesús, uno de los 185 internos de este centro que, por desgracia, no pudo disfrutar de sus padres "porque ya son muy mayores para hacer tantos kilómetros. Si viniera mi madre sería como tener aquí a Dios". Afortunadamente, ha ido dos veces a verlos y tiene una tercera visita pendiente.

Él colabora en el mantenimiento de las instalaciones, aprovechando sus conocimientos de pintura. Como él, gran parte de los internos ocupan su tiempo en talleres como el de musicoterapia, que ayer se encargó de animar la fiesta con un karaoke en el que triunfó Sabina, Juanes y El Canto del Loco. En la terapia participan de forma fija 17 reclusos y unos 140 'van rotando', explica su coordinador, Paco Herrera. La organiza la Asociación Aires de Libertad, que también se encarga de Onda Cerebral, la radio del centro que emite en el 107.8 de la FM.

El teatro es otro de los talleres con más éxito, en el que internos como Genaro ya están ultimando el estreno de La cirugía para el próximo 1 de junio. 'Hago de un sacristán que va al dentista por un dolor de muelas y al que atiende el ayudante del odontólogo haciéndose pasar por él', cuenta este malagueño. 'Los enfermos mentales no somos crueles, con esto demostramos que se puede convivir con nosotros', afirma.

Precisamente, ese es el objetivo de estas jornadas, que se vienen organizando desde hace tres años. 'Son internos diferentes del resto porque han cometido un delito sin conciencia por una descompesación de su enfermedad', señala el director del centro, Sergio Ruiz. 'De hecho, de no ser por su enfermedad no estarían hoy aquí', asegura. Ruiz recuerda que el 1% de la población española tiene problemas mentales, 'es decir, unas 400.000 personas' y que en España sólo hay dos centros psiquiátricos penitenciarios: 'Sevilla, con 185 internos, y Alicante, con 400, con lo que no son tan agresivos como la sociedad cree. Hay que acabar con esa imagen, porque con el tratamiento adecuado llevan una vida normal', afirma.

Éste era el caso de Fernando, hasta que llegó hace un mes al centro. Ayer sus padres, sobrinos y hermanos no faltaron para pasar un día con él para que 'se sienta arropado por los suyos'. Tiene un 86% de retraso y aún le quedan siete años de condena, 'pero queremos que se lo lleven a un centro más cerca de Arcos de la Frontera (Cádiz), donde le puedan atender acorde a sus necesidades', explica su madre Ana María, que pese a todo está contenta con el trato que recibe su hijo en el psiquiátrico.

Antonio Márquez, vicepresidente de la Asociación de Familiares y Allegados de Personas con Enfermedad Mental Grave (Asaenes), también cree que el lugar menos indicado para estas personas es un centro penitenciario. 'Son inimputables y no son delincuentes, por eso deberían estar en lugares más adecuados y no en una prisión, aunque aquí la plantilla y el trato son buenos'.

'Aquí tenemos que recuperarnos', comenta Andrés, cuya familia casi en pleno acudió ayer pese a que 'ha tenido de permiso la Semana Santa', dice su padre. Ése es su objetivo, el del centro y el de la convivencia, que cuentan con la colaboración de hermandades como La Estrella y Los Gitanos, que se encargó de poner un dulce broche final al día.

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