Deportes

Un día en la tierra

En el comedor social de Triana, Willy, Berni, Urtasun y Radicevic comparten un almuerzo muy especial en una realidad muy distinta a la que viven cada día.

el 24 dic 2014 / 09:00 h.

Imagen visita_comedor_social1 Berni Rodríguez y Nikola Radicevic ayudan con las bandejas del comedor social junto a Willy Hernangómez. Prensa Baloncesto Sevilla. Son unas 200 personas las que cada día acuden al comedor social de Triana, donde, como desde hace 110 años, son atendidas por las monjas de la orden de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, con el apoyo de un nutrido grupo de voluntarios. Allí no sólo encuentran comida, también un ambiente familiar, cariño y solidaridad, matices que sorprendieron a los jugadores del Baloncesto Sevilla que ayer disfrutaron de una de esas experiencias que marcan, que llevan a la reflexión y “que sirven para poner los pies en el suelo”, como afirmaba una de las personas del club que acompañaron a Berni Rodríguez, Alex Urtasun (los dos capitanes), Willy Hernangómez y Nikola Radicevic en la visita al número 34 de la calle Pagés del Corro. Con ellos también estaba Curro Pérez, portavoz del Gobierno municipal y presidente de la Junta del Distrito Triana, que propuso incluir a este comedor social entre las actividades de acción social corporativa que viene desarrollando y va a desarrollar el club de baloncesto durante toda la temporada. “Nosotros hemos venido a ayudar”, y ni corto ni perezoso Berni Rodríguez, el campeón del mundo de 2006, se dedicaba a retirar las bandejas de las mesas cuando los comensales iban acabando, al igual que el resto de voluntarios. Poco a poco el ambiente se fue relajando, después de que quedase aclarada la necesaria privacidad de las personas atendidas en el centro a las cámaras de los medios de comunicación. No eran excepción los que comentaban que acudían al comedor sin que su familia estuviese al tanto de ello; a los jugadores les llamó la atención que fuese gente normal “como cualquiera de nosotros”, bien vestida, sin problemas aparentes, los que estaban allí en busca de alimento. Ayer el menú estaba compuesto por lentejas y pollo. “Tú apuntas maneras”, le espetaba un voluntario a Willy Hernangómez, el más reconocido por todos. “En ello estoy, intentándolo”, le respondía el pívot internacional madrileño, al que una señora mayor le sorprendía por su conocimiento sobre el equipo. “El año pasado con Aíto os iba bien, sé que este año os entrena Roth”. “Oye, tú eres Raúl Pérez, ¿no?”, abordaba otro al responsable de relaciones institucionales del club, pero el comentario más curioso fue el de otra persona, que a Willy le preguntaba si era “el hermano del que juega en Estudiantes”, cuando el pívot se acercaba a una de las mesas. Sólo hubo un momento que alteró el buen ambiente, cuando una persona con problemas de esquizofrenia entraba en el local, y por la presencia de las cámaras y el barullo por la visita que rompía la normalidad del día a día sufrió un pequeño ataque. Fue calmado por las monjas  y todo volvió a transcurrir en la armonía y buen rollo que marcó la visita de los jugadores de Baloncesto Sevilla. La entidad del San Pablo también hizootra aportación más tangible. Varios cientos de kilos de alimentos no perecederos que han reunido en las distintas campañas de recogidas de alimento que también han desarrollado con la colaboración de Cáritas. El equipo  volvía a los entrenamientos por la tarde en San Pablo, en la que fue la última sesión de trabajo antes de afrontar dos días de descanso, por Nochebuena y Navidad. Willy Hernangómez, Berni Rodríguez y Alex Urtasun sí se marchaban a sus respectivos lugares de origen, no así los jugadores extranjeros. En los casos del letón Kristaps Porzingis y del serbio Nikola Radicevic, han sido sus familias las que se han trasladado a Sevilla para compartir estos días con ellos.

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