En tiempos de zozobra económica como la que estamos viviendo no se puede recibir más que con una cierta sensación de alivio la lista de los planes que ejecutará el Ayuntamiento de Sevilla gracias a los fondos extraordinarios de inversión aportados por el Gobierno Central (124 millones) y complementados por la Junta de Andalucía (otros 17,5 millones). Si se aprueban todos ellos, la capital andaluza será escenario de aquí a final de año a un amplísimo programa de obras que revitalizará sectores tan alicaídos como el de la construcción y que, de paso, supondrá una importante transformación de su paisaje urbano. Entre estos proyectos se incluyen propuestas tales como la construcción de un paso soterrado en la avenida de la Palmera (a la altura de Bueno Monreal) y de otro pasaje subterráneo en la Avenida de Andalucía y de la conversión de las avenidas Luis de Morales, Eduardo Dato y Luis Montoto en avenidas de sentido único. El Plan Extraordinario de Inversiones incluye también partidas para la ampliación del tranvía y del carril bici, para obras en los colegios, instalaciones deportivas municipales y polígonos industriales y para un ambicioso programa de reurbanización en los barrios. De todos es sabido que la función prioritaria de este plan, diseñado por el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y con una dotación presupuestaria de 8.000 millones de euros, es la reactivación del empleo en unos momentos en los que se vaticina que alcanzaremos hasta los cuatro millones de desempleados en el país. Los analistas económicos de casi todos los países occidentales aconsejan a los líderes nacionales que apuesten con firmeza por políticas de inversión pública que revitalicen los mercados. Este programa es el ejemplo de que España, en medio de tanta desazón, está intentando cumplir con estos consejos económicos. Sevilla no puede desaprovechar la oportunidad de utilizar este empuje en su propio beneficio.
