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Un dispositivo pionero garantizará la calidad del agua desde el pantano

Emasesa ha patentado una nueva boya, situada en el embalse del Gergal (Guillena), que permite garantizar la calidad del agua en origen, facilitando la potabilización, ahorrando costes y mejorando la protección ambiental del entorno. El dispositivo, único en Europa, se quiere extender a toda la red de abastecimiento.

el 16 sep 2009 / 00:20 h.

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Emasesa ha patentado una nueva boya, situada en el embalse del Gergal (Guillena), que permite garantizar la calidad del agua en origen, facilitando la potabilización, ahorrando costes y mejorando la protección ambiental del entorno. El dispositivo, único en Europa, se quiere extender a toda la red de abastecimiento.

La empresa de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas de Sevilla SA (Emasesa) ha dado un importante paso en el control de la calidad del agua que llega a los hogares del área metropolitana de Sevilla con la puesta en funcionamiento de una nueva boya para examinar el fondo del pantano del Gergal, su composición, los posibles niveles de contaminación y las propiedades de las algas que pueblan el fondo.

Dicho artilugio, patentado hace un año y que ya da sus primeros resultados, surge de la mejora de otra boya usada inicialmente en un proyecto Life de calidad ambiental, subvencionado por la Unión Europea entre 1997 y 1998, y que instaló dispositivos similares en pantanos de Irlanda y en el río Támesis, en Londres (Inglaterra). Los técnicos de Emasesa entendieron que ese sistema para medir las variables físico-químicas, biológicas y meteorológicas de un embalse se podía hacer aún más preciso, ya que, cuanto más fiable sea la información, "antes se pueden prevenir los episodios imprevistos que comprometen la calidad del agua y mejor se asegura un agua digna para la población", sostienen los ingenieros.

Así, con financiación de Emasesa y ayuda de las Universidades de Granada y Jaén, se ha creado una boya con tres novedades esenciales: la primera es una especie de noria que permite recoger el cable con el que se toman las mediciones, que evita que se enrolle y, por tanto, ya no hay que atender el dispositivo constantemente, para repararlo, como se hacía hasta ahora. Esa noria, además, permite acumular un cable mayor, con lo que se llega más fácilmente a los 30 metros de profundidad máxima del Gergal. Las muestras que se obtienen son así más fiables.

La segunda novedad es que se ha colocado una serie de corchos que aportan seguridad al cable y evitan los cortocircuitos y, además, se ha añadido un cable de acero, que cruza desde la ribera del pantano hasta el centro de su pared de hormigón, que permite arrastrar la boya hasta la orilla y así tomar las muestras de agua y de sus componentes y llevar a cabo las tareas básicas de mantenimiento; hasta ahora había que desplazarse en barca al menos cada dos semanas para cumplir con ese cometido. Ese cable permite, además, ajustar la boya a la superficie en función del nivel de agua que lleve en cada estación.

La tercera mejora, la más importante, es que, al reforzar ese cable -que ahora tiene más de 20 hilos- y la bañera de la boya -que aguanta el peso de hasta dos personas-, se ha conseguido colgar cinco equipos para tomar muestras, es decir, se multiplica por cinco la posibilidad de obtener información. Gracias a esos cinco sensores y a una mejora en tierra del programa informático que debe gestionar los datos, se puede conocer el nivel de clorofila de las algas, la cantidad de biomasa que lleva el agua o el flúor que se concentra en ella. "Se trata de elementos que determinan la calidad del agua y que, si se conocen en el embalse, se pueden mejorar antes de que el agua llegue a los cauces de distribución. Con eso las tareas de depuración se facilitan, lo que redunda en un ahorro económico y de energía y en una mayor seguridad de que se ofrece la mejor agua", explican los responsables del proyecto. Lo mejor es que esos parámetros se pueden controlar desde Sevilla capital, desde las oficinas de Emasesa en la isla de la Cartuja, gracias a un programa de control remoto. Así la vigilancia es estricta y constante durante las 24 horas del día.

A esos cinco equipos se suma una estación meteorológica en superficie, que aporta información fiable sobre el tiempo en el corazón del Gergal, la radiación solar que incide en el agua y la velocidad del viento.

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