La semana más negra del Betis, y ya las había tenido malas, se cierra en la bella Pamplona. La capital navarra, sin embargo, le espera con múltiples problemas. Osasuna se le da mal, su estadio se le da peor, el árbitro no es amigo, Ricardo se cae por lesión... Y a todo esto, el descenso sigue amenazante.
La cuenta atrás de la Liga, con diez jornadas por delante para que todos los equipos decidan su destino, empieza para el Betis en Pamplona, en el Reyno de Navarra. Arrollado por la Federación y empatado a puntos con el antepenúltimo, el conjunto de Paco Chaparro se enfrenta a otro rival directo, visita un estadio que no es precisamente su favorito, se reencuentra con un colegiado que casi lo envió a Segunda la pasada campaña y afronta todo esto con una baja fundamental, la de su guardameta titular. Con la que les está cayendo a los verdiblancos, que nieve en Iruña sería el menor de sus problemas.
Tal como advirtió ayer el entrenador del Betis, el partido es "una semifinal". Como siempre que se habla de un duelo directo entre aspirantes al descenso, el valor de los puntos es doble, pero si además se añade el factor anímico, sobre todo en caso de victoria después de una semanita como la que han padecido los heliopolitanos... Ahora bien, la lista de enemigos y adversidades es tan grande que, sin caer en el victimismo, los hombres de Chaparro bien harían en llegar al Reyno de Navarra (futbolísticamente hablando, en realidad es una comunidad foral) muy abrigados, y no sólo por el frío.
Enemigo número uno: Osasuna. La escuadra que dirige el Cuco Ziganda ha goleado al Betis en sus tres últimos enfrentamientos (0-3 en la primera vuelta, 0-5 en la penúltima jornada de la pasada Liga y 5-1 en la última visita verdiblanca al antiguo Sadar), suma cuatro jornadas sin perder -su mejor racha de todo el curso- y ha ganado sus cuatro últimos encuentros en casa, lo cual lleva al enemigo número dos: el Reyno de Navarra. Como queda dicho, del estadio pamplonés no se ha ido ni un solo punto en toda la segunda vuelta y el Betis sucumbió allí de forma ridícula hace poco más de un año. Hablar ahora de lo que hacen los radicales Indar Gorri y los que no son Indar Gorri se acercaría a la demagogia, pero ahí queda...
Enemigo número tres: el árbitro. Carlos Velasco Carballo, madrileño y afín al presidente de la Federación (que lo ha hecho internacional, sin ir más lejos), dejó al Almería con dos menos ante el Betis esta misma campaña, es cierto, pero sobre todo casi baja a los verdiblancos a Segunda al señalarles un penalti injusto en contra en el descuento de la antepenúltima jornada del anterior campeonato. Sucedió en Vigo.
Enemigo número cuatro. El propio Betis, y por dos razones. La primera se escapa de su voluntad, porque es incontrolable que el portero titular sufra una pequeña lesión en el hombro -"artritis acromium-clavicular postraumática", según el parte médico- y se caiga del cartel, lo cual forzará la titularidad de Casto; mal día para que un meta ágil pero bajo, y por tanto discreto en el juego aéreo, sea quien juegue ante un rival del poderío de Osasuna. La segunda razón sí depende más de los futbolistas: su rendimiento, mediocre, cuando les toca medirse a adversarios directos. Por cierto, aparte del cancerbero y del recuperado Melli no se esperan más novedades en el once, no como en la lista: se quedaron fuera Caffa y Juande -igual que Babic, Fernando y José Mari, nada nuevo bajo el sol- y entraron Xisco, inédito desde hace un mes, y el portero René.
Y aún queda el enemigo número cinco: el tiempo. Como mínimo hará mucho frío, es muy posible que llueva y hay cierta probabilidad de que nieve. Épica en el Domingo de Resurrección, que se preparen los poetas... y el Betis.
