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Un esfuerzo por mejorar en seguridad

El colegio Pablo VI instaló una verja de seguridad para proteger a sus menores

el 12 dic 2010 / 18:27 h.

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Aceras de más de dos metros, un paso de peatones con semáforo a un lado de la entrada, una verja que protege la salida de los pequeños y mobiliario urbano que no dificulta la visibilidad de los coches y peatones. Éstas son algunas de las razones por las que el centro escolar Pablo VI es el cuarto colegio más seguro de España, según el estudio realizado por Línea Directa.


“¿El Pablo VI? Yo creo que no es para tanto”. Algunos padres de este colegio público se muestran algo escépticos y creen que el centro escolar también tiene sus fallos. La principal razón es que hasta hace poco no contaba con la misma seguridad que ahora. La verja no existía y un carril bici atravesaba la entrada del centro. Esta situación provocó que, el año pasado, un niño fuese atropellado por un ciclista. Sin embargo, este accidente favoreció las mejoras que se llevan instaurando desde el curso pasado.


Actualmente, el carril bici interrumpe su paso a la llegada al colegio, impidiendo que los ciclistas pasen por la puerta. Además, se colocó una verja de protección e incluso se eliminaron barreras arquitectónicas, como escalones que ahora son rampas. “Lo único que le hace falta es un ascensor”, reclama Manoli, una de las madres que espera en la puerta del colegio.


A pesar de las mejoras que trataron de realizarse, las bicis siguen pasando, porque el drástico corte del carril bici no cuenta con una alternativa y los ciclistas se ven obligados a pasar por allí, sin preferencia, eso sí. “Yo me llegué a poner delante de un ciclista para que se parase”, revela Mercedes.


Poco a poco, los ciclistas han ido tomando conciencia, según las madres, y cada vez son más los que se bajan de la bici para pasar por allí o circulan más despacio en las inmediaciones.


Ya en la carretera, la salida del colegio se convierte en una odisea para los conductores que tratan de aparcar en la misma puerta. La doble fila ocupa toda la avenida de La Revoltosa y los vehículos estacionan en zonas prohibidas. Es por ello que los padres ven en la verja de seguridad un logro del Pablo VI. “Los niños salen corriendo del colegio y hay que tener mucho cuidado para que no se metan en la carretera”, afirma una madre.
La costumbre de los pequeños de salir corriendo del cole hace necesarias medidas de protección como ésta. Además, expertos como el presidente de Peatones de Sevilla, Pablo Barco, ven un error que instalen pasos de cebra en la misma puerta del centro. En el caso del Pablo VI, el paso de cebra, regulado por un semáforo, se sitúa a un lado de la entrada para evitar peligros.


La avenida de la Revoltosa está clasificada como zona escolar y su límite de velocidad es de 30 kilómetros por hora. Sin embargo, los vehículos suelen circular a más velocidad. Para frenar el ritmo de los coches, la calzada cuenta con algunos badenes y semáforos. El paso de cebra del colegio no está regulado por ningún agente, aunque los tiempos son lo suficientemente amplios para no desesperar a peatones y coches, con más de 30 segundos en verde, para los primeros, y 50 segundos, para los segundos.


Vista la inseguridad de los caminos escolares, ¿dejarían los padres que sus hijos fuesen solos al colegio? “No”. La respuesta es rotunda y común para todos. ¿Por qué? Todos reconocen que el camino al colegio no es seguro. “Tenemos que pasar por muchos cruces”, dice Manoli.


Para la directora del colegio público Pablo VI, Ana Alfonso, el mayor logro en seguridad vial de su colegio es la verja que protege a los pequeños, ya que según ella esa es la razón por la que Línea Directa les catalogó como los cuartos más seguros. Ana Alfonso explica que “cuando se abrió el puente de la SE-30, aumentó el tráfico en la avenida y eso era peligroso para los niños”. Además, confiesa que tuvieron problemas con el carril bici, que colocaron “en la misma entrada”.  En este sentido, recuerda: “Un niño llegó a sufrir un accidente con una bici y fue más tarde cuando lo quitaron”.


Además de facilitar la circulación de los peatones y cuidar de ellos, los cursos de seguridad vial son necesarios para que niños y padres aprendan a pasear de forma segura. Por eso, Ana Alfonso apostilla: “Siempre intentamos inculcarles principios cívicos y concienciarles”.

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