Menú
Toros

Un espeso mano a mano sin toros a favor y con el tiempo en contra

La entrega de Saúl Jiménez Fortes y Nazaré se estrelló con los toros de Pereda. La tarde se fue hundiendo a la vez que arreciaba la lluvia y crecía la oscuridad.

el 27 sep 2013 / 23:04 h.

TAGS:

  • Plaza de la Real Maestranza
  • Ganado: Se lidiaron seis toros de José Luis Pereda, bien aunque desigualmente presentados y de mal juego en líneas generales. Duro y agresivo el sobrero que hizo primero, el segundo se desinfló pronto; de más a menos el tercero; reservón y peligroso el cuarto y muy deslucidos y apagados el quinto y el sexto.
  • Matadores: Antonio Nazaré, de verde manzana y oro, silencio en los tres que mató.
  • Jiménez Fortes, de azul noche y oro, silencio tras aviso, silencio y silencio.
  • Incidencias: La plaza registró media entrada en tarde entoldada y progresivamente lluviosa. Destacó el banderillero José María Soler y el picador Antonio Apresa.
  Los esfuerzos de Antonio Nazaré fueron baldíos. El mal juego del encierro sentenció la tarde. / Arjona/Toromedia Los esfuerzos de Antonio Nazaré fueron baldíos. El mal juego del encierro sentenció la tarde. / Arjona/Toromedia El mano a mano se gafó desde el primer capotazo a pesar de la sincera declaración de intenciones de Antonio Nazaré, que abría este original vis a vis que mantenía su vigencia sin acusar su programación en el lejano mes de marzo. El diestro nazareno se había marchado a portagayola a recibir al toro que rompió plaza, un precioso castaño inválido que acabó siendo devuelto después de rodar como una peonza. El matador de Dos Hermanas repitió el empeño en la puerta de chiqueros pero desde el primer capotazo el sobrero cantó su mala condición y sus aviesas intenciones. Antonio lo intentó y se puso en el sitio en una faena de dar y tomar, convertida en cuerpo a cuerpo, que afrontó sabiendo que el bicho se le venía al pecho en cada embroque. No podía ser aunque en ese momento aún quedaban dos más en los chiqueros. El segundo de la tarde, sueltecito en los capotes, fue parado por Antonio Apresa en un sensacional puyazo. El toro nos engañó a todos pero fue un espejismo. Las arrancadas largas del comienzo de faena no tuvieron continuidad en la yema de un trasteo que parecía destinado a levantar una tarde que, en ese momento y con la lluvia desatada, comenzó a torcerse definitivamente. No llegó el acople y el animal, desinflado, tampoco dio para más. Con el quinto, un bicho violentito, un punto agresivo y que embistió al paso sólo quedó ponerse delante hasta convencer a la parroquia que allí no había nada que hacer. La disposición y el particular manejo de los terrenos que distingue a Saúl Jiménez Forte era otro de los atractivos de la tarde. Pero el esfuerzo del diestro malagueño también se estrelló contra un lote sin posibilidades. Fortes buscó toro en todas partes y en los tres se cruzó la plaza en tres faroles a portagayola que fueron seguidos de un notable manejo del capote: unas veces a la verónica más clásica;a pies juntos otra; por chicuelinas al final. Pero todos esos esfuerzos y las buenas cosas apuntadas acabaron diluyéndose contra tres animales sin fondo que no admitían demasiadas florituras. Citó muy en corto al segundo de la tarde, un bicho derrengado al que le costaba seguir la muleta con el que se dejó matar literalmente en un arrimón a milímetros de los pitones. Compuesto y macizo con el cuarto, Fortes llegó a abusar del toro resultando cogido en una fea voltereta de la que milagrosamente no salió herido. Definitivamente, orientado el animal y con el agua chorreando tendido abajo, la cosa se estaba poniendo fea. La verdad es que se esperaba ya muy poco de la tarde cuando saltó el sexto. El argumento volvió a repetirse puntualmente: farolazo, capote airoso y seca e improductiva entrega ante un astado que embestía a trompicones. La gente estaba loca por coger la puerta.

  • 1