El colofón de la Feria 2010 se ha cerrado con una explosión de luz en el cielo. Ha sido una Feria atípica, con una caída del 40% de visitantes como efecto colateral del volcán de Islandia que entró en erupción y cerró el cielo aéreo impidiendo los viajes transatlánticos que suelen alimentar de turistas los últimos días de la Feria. En parte el Metro, multiplicando el número de viajeros que ha traído de la corona metropolitana hasta el Real, ha ayudado a parchear ese agujero. Pero aún así ha habido menos bulla en las calles de albero que otros años.
Lo que se mantenido intacto, pese a todo, es el estallido de los fuegos artificiales de esta noche, el que precede el apagón del Real hasta la próxima primavera. El espectáculo pirotécnico se ha abierto con una imagen verde y blanca alargada, simulando una bandera. La demostración de luz debía durar 22 minutos aproximadamente, 128 ráfagas de fuegos luminosos que han consumido 1.260 kilos de pólvora y 5.200 cohetes. Los fuegos han sido más coloridos que nunca, hasta 14 tonalidades se han visto sobrevolar las lonas de las casetas, expandiéndose por el cielo en forma de flor o de cristal que se rompe en mil pedazos.
El público, sobre todo los niños, ha visto lo que ha querido ver en las formas que hacían los fuegos artificiales cuando subían y volvían a bajar, aunque lo imagen más coincidente ha sido la de las palmeras luminosas, molinos de ocho aspas y colas de caballo.Y, al final, el cielo se volvió a apagar pensando ya en la Feria de 2011.
