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Economía

Un euro débil con más daños que beneficios

Ir de vacaciones fuera de la frontera de la Eurozona cuesta más

el 18 may 2010 / 18:52 h.

La actual caída del valor del euro respecto al dólar depara más efectos dañinos que beneficiosos ya que, aunque una divisa barata facilita las exportaciones de los países europeos, en el caso de aquéllos con alta dependencia del petróleo exterior, como es España, la factura energética se encarece hasta el punto de amortiguar las mejoras en la balanza comercial y en la competitividad de las empresas. Para la economía de a pie, dos consecuencias: si viajamos al extranjero, fuera de las fronteras del Eurosistema, nos cuesta más y la inflación tenderá al alza, toda vez que los productos importados subirán de precio.

Comencemos por la economía real, el ciudadano. "Esa devaluación del euro encarecerá las monedas de los países que visitamos. Por tanto, nos empobrecemos respecto al resto del mundo. Habrá, asimismo, una pérdida de poder adquisitivo, dado que las importaciones serán más caras", explica Fernando Faces, profesor de la escuela de negocios Instituto Internacional San Telmo.

Ya en el terreno macroeconómico, el impacto tiene múltiples caras. El principal efecto beneficioso será el abaratamiento de las exportaciones, es decir, nuestros productos serán más atractivos y competitivos en los mercados que pagan en dólar, considerada la divisa internacional de referencia, aunque también en otras monedas, como es el caso de la libra esterlina (del Reino Unido).

¿Quiénes harán su agosto? Las naciones europeas con más grado de apertura exterior, y Alemania está a la cabeza. En el caso de España, matiza Faces, la exportación crecerá, aunque no para echar las campanas al vuelo.

Es más, recuerda, "es muy elevada la dependencia exterior española de las materias primas, en especial de los hidrocarburos, que se pagan en billete verde". ¿Conclusión? Las compras de crudo se encarecerán y, por lógica, los carburantes.

Pero la gran inestabilidad que la jauría de lobos (los fondos especulativos) han traído a la Zona Euro, con un ataque a sus activos financieros y, particularmente, a los que sufragan la deuda pública de los Estados, está acarreando una salida de capitales, esto es, los inversores nos abandonan, se marchan hacia otros productos y regiones que tienen el dólar por bandera. ¿Y su efecto? Financiar el déficit de los Estados se hace más difícil y, además, más caros -los intereses a pagar suben-.

Sigue la espiral perniciosa, señala el profesor Faces. En concreto, otra consecuencia colateral es la escalada del Índice de Precios de Consumo (IPC) que, al margen de su repercusión en los bolsillos de los ciudadanos -la tasa del pasado abril se colocó en el 1,5%-, afecta a la competitividad de las empresas.

Llegados a este punto, el profesor de San Telmo recuerda que el Banco Central Europeo (BCE) es el garante de la estabilidad de los precios en el Eurosistema. Si ve que éstos se dislocan, "a largo plazo podría decidir aumentar los tipos de interés". ¿Resultados? La financiación para las empresas se encarece -en un contexto aún de cierre del grifo del crédito en los bancos y cajas- y el consumo desciende.

Si a un lado colocamos los pros y al otro los contras, finalmente la balanza se inclinará hacia lo negativo. La moneda única cerró la sesión de ayer a 1,2354 unidades por dólar, siendo el nivel más bajo en cuatro años. La manada de los lobos sigue al acecho.

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