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Un hombre muy espiritual

Asenjo regirá los destinos de la diócesis de Sevilla durante los próximos once años

el 05 nov 2009 / 22:19 h.

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Con él arranca una nueva etapa en la Iglesia de Sevilla, de la que asegura tener una “excelente impresión” fruto del conocimiento de las actuales realidades diocesanas aprehendido durante su experiencia de casi un año como arzobispo coadjutor de la Archidiócesis hispalense.


Hombre muy espiritual y a veces alejado de la calle, Juan José Asenjo Pelegrina viene avalado por su trayectoria como obispo de  Córdoba donde, según confesión de parte, ha vivido los años más gozosos de su ministerio pastoral, erigiéndose en una pieza clave para la resolución de algunos conflictos que parecían enquistados.


El caso más sonado fuera de las fronteras de la Diócesis de Córdoba fue su contribución a la normalización de Cajasur, donde el hasta entonces obispo cordobés, Javier Martínez, mantenía un conflicto abierto con Miguel Castillejo, canónigo e histórico presidente de la entidad, quien llegó a viajar a Roma para pedir la mediación pontificia en el conflicto. El resto, ya se sabe. Martínez recibió una patada hacia arriba –ahora es obispo de Granada– y Asenjo pudo tomar posesión de una diócesis definitivamente en calma y abierta a todos los movimientos eclesiales, y no en manos de la sectaria Comunión y Liberación que apoyaba numantinamente a Martínez.


Pastor preocupado por la vida interna de las hermandades, Asenjo intervino de forma firme y decidida en la resolución al problema de la Agrupación de Cofradías de Córdoba (equivalente al Consejo sevillano), cuyo proceso electoral se encontraba suspendido por el anterior obispo, Javier Martínez, que había impuesto un presidente no electo –Manuel Gónzález– que nunca fue aceptado por el cuerpo de las cofradías cordobesas. También fue el responsable de la devolución de la normalidad en la vida interna de algunas cofradías cordobesas, intervenidas por baculazos de monseñor Martínez. Por su trascendencia local, el caso más sonado fue el de la señera hermandad de la Misericordia.


A pesar de que agradece la acogida que le han dispensado en Sevilla sus instituciones más señeras, lo cierto es que su aterrizaje entre la “gran familia de las hermandades y cofradías” no ha sido fácil desde el mismo instante en que se abrió para él la Puerta de la Asunción de la Catedral. ¿Quién no recuerda la puya que le dedicó –con escaso tacto, todo hay que decirlo– el pregonero de la Semana Santa de 2009, Enrique Henares, afeándole que derivara a su secretario el ofrecimiento de una estampa de la Macarena por parte de un cofrade el día de su toma de posesión en la Catedral?


Su pensamiento sobre las hermandades y cofradías, condensado en las prolijas cartas pastorales dirigidas al orbe cofradiero cordobés, podría resumirse en un mandamiento: menos gastos superfluos de dinero en actividades y boato y más recursos dedicados a obras sociales y caritativas, llegando incluso a invitar a estas comunidades de la Iglesia a adoptar acciones heróicas si fuera menester para ayudar a los más necesitados.


A las cofradías les pide además “obediencia y comunión sincera” con el obispo y les realiza una llamada a la unidad para que eviten a toda costa que los medios de comunicación transmitan noticias hirientes sobre las hermandades, ya que quien padece es la Iglesia.


Llamativo también resulta su llamamiento para que las hermandades se mantengan libres, rehuyendo de la búsqueda exagerada de subvenciones públicas, un mal que, a su juicio, contribuye a ahondar la secularización interna de las hermandades.


Nacido en Sigüenza (Guadalajara) el 15 de octubre de 1945, Asenjo fue ordenado sacerdote en 1969 y es licenciado en Teología por la Facultad Teológica del Norte de España, sede de Burgos (1971). Amplió estudios en Roma donde realizó, desde 1977 hasta 1979, los cursos de Doctorado en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, y las Diplomaturas en Archivística y Biblioteconomía en las Escuelas del Archivo Secreto Vaticano y de la Biblioteca Apostólica Vaticana.


Los primeros años de su ministerio sacerdotal los desarrolló en su diócesis de origen, en Sigüenza-Guadalajara, donde trabajó en la enseñanza y en la formación sacerdotal. Estuvo vinculado especialmente al patrimonio cultural como director del Archivo Artístico Histórico Diocesano (1979-1981), canónigo encargado del Patrimonio Artístico (1985-1997) y delegado diocesano para el Patrimonio Cultural (1985-1993). En 1993 fue nombrado vicesecretario para Asuntos Generales de la Conferencia Episcopal Española (CEE), cargo que desempeñó hasta su ordenación episcopal, el 20 de abril de 1997, como obispo auxiliar de Toledo. El 27 de septiembre de 2003 tomaba posesión de la diócesis de Córdoba.

Asenjo ha sido secretario general y portavoz de la CEE de 1998 a 2003; copresidente de la Comisión Mixta Ministerio de Educación y Cultura-Conferencia Episcopal Española para el seguimiento del Plan Nacional de Catedrales, en la misma época, y coordinador Nacional de la V Visita Apostólica del Papa Juan Pablo II a España. A pesar de su peso evidente en el seno de la CEE, Asenjo no se ha significado nunca por pertenecer al núcleo más duro y conservador de este organismo.

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