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Un huerto en el balcón

Si lo verde le llama, colóquese los guantes y el sombrero de paja porque ahora puede ver crecer sus hortalizas en casa.

el 26 jul 2011 / 19:56 h.

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En la Escuela de Hostelería Gambrinus ya tienen su propio su huerto.

Imagínese haciendo un sofrito. Un poco de cebolla, tomate, pimiento verde,… ¿y el pimiento? Asómese al balcón de su casa. Lo mismo se lleva una sorpresa. ¿Se imagina poder tener su propia selección de hortalizas a unos pocos pasos de su cocina? Esa es la idea que ha materializado Family Farm, una empresa sevillana que lleva a su propio domicilio, como diría el señor tapicero, un huerto en miniatura. Aprovechando el filón de la vida sana y la comida ecológica que tanto se predica en estos días, Family Farm vende cajas completas con todo lo necesario para montar su pequeño campo de verduras y hortalizas, como si de un mueble de Ikea se tratara.

Coja los guantes y colóquese el sombrero de paja, que ya no hace falta poseer grandes hectáreas de árido campo para convertirse en agricultor. Un periplo por Estados Unidos hizo que se encendiera la bombilla de los cinco socios que forman esta empresa. Allí descubrieron el boom que se está desarrollando al otro lado del charco por un hábito de vida saludable, dejando a un lado las hamburguesas. Y sin más, pensaron que aquí podría funcionar. La sana dieta mediterránea como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad nos avala.

Para tener su huerto en casa sólo necesita dos cosas: ganas y un espacio mínimo para el cultivo. Tome nota de las medidas disponibles. Hay un primer kit, llamado Hortibox, de 120 x 60 cm en el que puede elegir plantar todo lo que requiere una buena ensalada, como tomate cherry, rúcula o una lechuga conocida como Reina de Mayo. Si es usted de los que se inspiran haciendo mezclas infinitas de especias, puede decantarse por una caja de plantas aromáticas. Orégano, albahaca y perejil nunca faltarán en su cocina.

Si era de los que pedía un ‘Viveronova’ en la carta de Reyes Magos, hay una caja aún más grande. Haga un poco más de espacio para este huerto de 240 x 120 cm. Podrá cultivar las hortalizas por temporadas. Hasta tiene su propio sistema de riego. Salvo el sustrato, es decir, la tierra, la cajita viene con todo, fertilizantes y herramientas incluidas. Sólo tiene  que indicar su dirección y se lo llevan a casa, gratis, que gusta más.


Usted los cuida, los controla, los ve crecer, pero que no le dé pena comérselos, que para eso están. La responsable de marketing de esta empresa, Gema Pérez, admite que han encontrado una clientela muy diversa, desde grandes aficionados a la cocina, hasta otros que “los han encargado sólo por decoración, aunque luego les ha entrado el gusanillo de cultivar”.

Para ayudarle en tan novedosa tarea de su día a día, sólo tiene que entrar en la página web (www.familyfarm.com), donde los clientes reciben un asesoramiento personalizado. A través de la aplicación ‘Plantapro’, le darán indicaciones, le resolverán dudas y podrá ver hasta su huerto virtual. “También disponemos de una parte de ocio y educacional con actividades, para inculcar esta tendencia a la comida ecológica”, añade Gema.

Como no todos tienen la misma mano en la cocina, en la web puede inspirarse en recetas para estrenar esos pequeños frutos que ve crecer en su cultivo. Los consejos de Paco Ybarra, jefe tutor de cocina de la Escuela de Hostelería Gambrinus, se perfilan como buenos aliados en los fogones. Precisamente, en la antigua fábrica de Cruzcampo, donde se ubica la escuela hostelera, se puede ver una de estas caja-huerto. Si pasea por la Avenida de Andalucía asómese por las rejas y verá mucho verde. Si fija la vista, los colores de las hortalizas le darán ganas de enmarcarlas más que de comérselas.

La preocupación por una dieta sana está ahora más presente que nunca. Eso y el estrés que nos gastamos hoy en día son una de las razones por la que los huertos gustan cada vez más. No son la primera alternativa agrícola que existe en la ciudad. En parques como el de Miraflores o en el del Tamarguillo, en el Parque Alcosa, ya no sólo se ve a gente practicando deporte o dando un relajado paseo. Desde hace un tiempo existen unas pequeñas parcelas de tierra en las que grupos de vecinos cultivan sus verduras, frutas y hortalizas, formando así una escena cada vez más usual en la urbe.
Si lo verde le llama y, además, quiere ahorrarse unos durillos en futuras cestas de la compra, pruebe la experiencia, a tan sólo unos pasos de su cocina.

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