Lo cierto es que este informe frena la pretensión del Puerto de ganarle dos metros de profundidad al canal de navegación (de seis a ocho metros), una obra esencial para rentabilizar por completo la nueva esclusa, por la que pasarían barcos más grandes.
El pasado jueves, los miembros de la Comisión Científica creada por el Ministerio de Medio Ambiente se reunieron (desde las 10 de la mañana a las 9 de la noche) para analizar el informe , que señala que el río sufre ya el agotamiento de sus recursos básicos de suelo y agua debido a la cantidad de usos que acoge y por una "descoordinación de la gestión". De hecho, la comisión pidió a las administraciones que "den prioridad a la puesta en marcha de un modelo de gestión integral" del estuario.
El estudio sólo resalta como única consecuencia positiva del dragado "la reinundación de llanos mareales en el entorno de Doñana". Pero no sólo desaconseja el informe la ampliación del dragado desde los 6,5 metros de profundidad de la actualidad hasta los ocho, sino que también advierte que el sistema de riego del arrozal, el levantamiento del dique del río y la construcción de nuevas instalaciones en la margen izquierda de la desembocadura del río tendrían nefastas consecuencias.
Ahora, la comisión científica sobre el dragado, compuesta por los integrantes de la Comisión Doñana 2005, elevará una propuesta al Ministerio de Medio Ambiente para que éste de luz verde o no a la actuación del Puerto. La decisión, por tanto, será "política", como apuntó a este periódico Juan José Carmona, portavoz de WWF en Doñana 2005. A su juicio, el trabajo "ha sido increíble" y es "muy claro": el dragado ahora "no es viable".