Local

Un invasor que se hizo amigo

Un estudio del Centro Superior de Investigaciones Científicas revela el efecto positivo del cangrejo rojo americano. 

el 14 nov 2010 / 18:41 h.

TAGS:

Conocido popularmente como cangrejo rojo americano, de río, este crustáceo llegó a la provincia con timidez desde California (EEUU) en la década de los 70 del siglo pasado. Su carácter de especie invasora, voraz, le hizo no sólo sobrevivir en las marismas del Guadalquivir. Hoy, su pesca y comercialización son el segundo sustento económico de Isla Mayor tras el arroz, y sus duros caparazones granates se desplazan con soltura por el fango, los ríos y canales de Sevilla, Huelva, Extremadura, Portugal… Tras años de mala prensa, un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) revela su efecto positivo en los depredadores de las marismas, pero sostiene que sigue siendo un serio riesgo para el ecosistema.


Fue en 1973 cuando se trajeron unos cientos de ejemplares para comprobar si podía establecerse la acuicultura en los arrozales. Quién sería capaz de concretar cuantos millones pueblan ahora España. De hecho, el procambarus clarkii desplazó al cangrejo de río autóctono, el austropotamobius pallipes lusitanicus, en casi todos los cursos de agua. Tan sólo se le resisten regiones más frías como Castilla y León, País Vasco, La Rioja... Provoca daños por su poder excavador en los tránsitos fluviales y en cultivos. Nativo del Golfo de México, se abre paso con decisión en Asia, África y Europa.


Ese carácter casi casual que tuvo su aparición en Sevilla no le impide haberse convertido en un factor clave, tanto en lo económico como en sus efectos sobre el ecosistema. De hecho, la investigación del CSIC desvela que los depredadores de esta especie, en especial las aves que hibernan en el lugar, se han multiplicado por 300 en los últimos años. El trabajo, publicado en la revista Conservation biology, demuestra que el 60% de los depredadores lo han incluido en su dieta. Cuanto mayor es el consumo de cangrejos rojos americanos por parte de una especie, mayor es el aumento de su población. Mientras, los herbívoros han permanecido en un número estable en los últimos 30 años.


Según el investigador del CSIC y coautor del trabajo, José Luis Tella, “actualmente unas 20 especies basan más del 50% de su alimentación” en este crustáceo. No obstante, sostiene que su “efecto neto sobre el ecosistema es negativo”. Esto se debe a que modifica el flujo de energía entre especies, al competir por el alimento con herbívoros y otros carnívoros primarios. Eso sí, su erradicación es “virtualmente imposible”: cada año se recogen toneladas para su comercialización, y supondría “un colapso” para las especies que ya se alimentan de él. “Pero hace falta mucha investigación para averiguar cuáles van a ser sus efectos sobre el entorno a largo plazo”, agrega.

 De plaga a sustento básico

Entretanto, Isla Mayor tiene en el procambarus clarkii uno de sus sustentos, y sus bares y restaurantes un filón para el turismo gastronómico. Pero este año la campaña pesquera no ha sido boyante. En estas fechas, cuando comienza el frío, ya es casi imposible verlos. En espera del buen tiempo, excavan un agujero en el fango y allí aguardan.

 

Existen seis viveros y fábricas dedicadas a este producto, que abastecen a Estados Unidos, países del norte de Europa y, cada vez más, dentro de las propias fronteras nacionales, con presencia en los mercados de las principales capitales y en grandes supermercados. Da trabajo a más de 100 pescadores y alrededor de 500 personas en estas empresas, a lo que habría que añadir el empleo indirecto que genera. “Hemos tenido una producción menor, con una diferencia sustancial, de alrededor del 40% menos de capturas”, indica Antonio Terriza, gerente del vivero Arroyo y Terriza.

Esto hace que para todos haya menos trabajo, y ve una posible causa en el tratamiento fitosanitario del arrozal. Por ello aboga por “sentarse y buscar soluciones de cara al futuro”. El presidente de la Federación de Arroceros de Sevilla, Julián Borja, subraya la implicación de los agricultores en este proceso, con la necesidad ineludible de alcanzar “consenso”, algo en lo que coincide el alcalde, Ángel García Espuny (IU).

  • 1