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Un mapa de puntos negros para la fauna andaluza

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) estudiará las carreteras y el tráfico en Andalucía para analizar su impacto sobre la fauna y detectar puntos negros, como zonas de atropellos o espacios fragmentados para las especies. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 05:27 h.

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El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) estudiará las carreteras y el tráfico en Andalucía para analizar su impacto sobre la fauna y detectar puntos negros, como zonas de atropellos o espacios fragmentados para las especies.

Éste es el objetivo de una de las seis investigaciones que acordaron el CSIC con la Consejería de Medio Ambiente sobre la biodiversidad de la comunidad. El director de la Estación Biológica de Doñana, Fernando Hiraldo, quien firmó este convenio de colaboración con la consejera Cinta Castillo, explica que el estudio sobre el tráfico y las carreteras "no sólo estudiará el impacto de la circulación de vehículos sobre el medio ambiente y la fauna sino también se centrará en cómo el propio diseño de las infraestructuras viarias puede afectar a la vida animal". Las seis investigaciones acordadas entre ambas instituciones tendrán una vigencia de cuatro años y estarán financiadas con 1,3 millones de euros, según detalló la consejera.

El director de la Estación Biológica detalla que el impacto ambiental y sobre la fauna de las carreteras ya se estudia en otros países, como Inglaterra, Francia o Estados Unidos, y se hace "tanto para corregir problemas en las vías que ya existen como para influir en el diseño de las que se vayan a construir, con el fin de tener carreteras ecológicas, que son posibles sólo que hay que gastarse el dinero", añade Hiraldo.

En Andalucía hay algún estudio previo al respecto, pero muy somero. Éste, que dirigirá el científico de la Estación Biológica Miguel Ferrer, "será mucho más exhaustivo y profundo", asegura Hiraldo, quien cita entre las carreteras a estudiar la que va a Matalascañas, en Doñana, foco común en los últimos años de atropellos de linces.

Según Hiraldo, Madrid emprendió un estudio similar que detectó que en el entorno de la M-501, las águilas imperiales no buscaban comida los fines de semana por el impacto del ruido del tráfico. "Esto limitaba el acceso a la comida de la especie, que sólo tenía cuatro días para poder alimentarse", apunta Hiraldo.

Cinco estudios más. Los otros cinco estudios que realizará el CSIC para Medio Ambiente se centrarán en las poblaciones de murciélagos, el desarrollo de la tortuga marina en la comunidad, las aves presa y su influencia en la biodiversidad, otro sobre la recuperación de antiguos terrenos agrícolas y su integración como nuevas tierras forestales y una investigación sobre ganadería extensiva y biodiversidad, que analizará, entre otras cosas, los beneficios ambientales del pastoreo.

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