Una pareja ha sido detenida por trucar cajeros automáticos con un artilugio que los bloqueaba para que no entregaran el dinero, que luego ellos recuperaban cuando los usuarios se habían alejado. Los detenidos colocaban una pletina metálica que encajaba a la perfección en la ranura e impedía la salida de los billetes, y se quedaban vigilando para rescatar el dinero en cuanto el cliente se marchaba. Para manipular el cajero sin ser vistos llevaban siempre con ellos a su hijo, un bebé de seis meses que la madre colocaba delante mientras el padre colocaba el tope, según detallaron ayer fuentes policiales.
Tampoco necesitaban mucho tiempo: iban tan rápido que llegaron a trucar 18 cajeros en un solo día, la mayoría en Nervión, cerca de las zonas comerciales. Al tratarse de fechas navideñas, los reintegros que consiguieron fueron bastante elevados: hay varias denuncias de 200 y 400 euros. La Policía, en todo caso, mantiene abiertas las diligencias porque es posible que algún afectado no haya denunciado al pensar que fuera un error del cajero que no se reflejaría en su cuenta.
Para localizar a la pareja, el grupo de Robos de la Policía Nacional, encargado de la investigación, tuvo que destinar a una quincena de parejas de agentes, en coches camuflados, para que vigilaran todas las entidades en las que sospechaban que podía producirse el engaño. Tras horas de espera vieron cómo un matrimonio de origen rumano, formado por M.M.C., de 50 años, y F.C., de 24 años, desatascaba la ranura en la que se había quedado atrapado el dinero de un cliente minutos antes, después de que ellos mismos colocaran el tope.
La pareja llevaba con ellos a su bebé, al que los policías que los detuvieron tuvieron que buscar un lugar de acogida mientras los padres permanecían en el calabozo. La investigación ha desvelado que el crío les resultaba muy útil como parapeto para ocultar la manipulación del cajero, tanto a la hora de obstruir la ranura como al recuperar el dinero.
La mayoría de los clientes, al ver que el dinero no salía por la ranura, se marchaban pensando que se trataba de una avería, ya que la chapa metálica estaba perfectamente integrada en los cajeros y era difícil de percibir. Los ladrones, que se quedaban cerca vigilando, recuperaban entonces los billetes. Para el banco, la operación se había realizado sin problemas, ya que al cajero le constaba la salida del dinero.
La investigación se inició tras varias denuncias de las entidades bancarias y de algunos afectados, ya que la pareja era muy activa y había empleado numerosas veces ese procedimiento, conocido como cash trapping.
Los investigadores identificaron los cajeros afectados y montaron el dispositivo de vigilancia camuflado de forma simultánea, ya que necesitaban sorprender a la pareja con las manos en la masa; una vez extraído el dinero es muy difícil demostrar la autoría del delito, según informó ayer la Jefatura Superior de Policía a través de un comunicado de prensa.
De esta forma, por un lado evitaron que en los cajeros manipulados se siguiera cometiendo el fraude, y a la vez se logró identificar a los autores y sorprenderlos in fraganti cuando recogían el dinero atascado. La pareja, que carecía de antecedentes, fue llevada ante la Justicia, que dejó a ambos en libertad.
Se trata de la segunda vez este año que la Policía desmonta una trama de manipulación de cajeros este año: en agosto se detuvo a una organización itinerante que estaba actuando en la ciudad tras llegar de otro país.
Para evitar este tipo de robos, la Policía Nacional recomienda que, en caso de que un cajero no entregue el dinero, no se manipule nada y se alerte al 091 sin alejarse del lugar hasta que lleguen los patrulleros.