Local

Un mes para ayunar de sol a sol

Los musulmanes inician esta semana el Ramadán, lo que les impedirá beber durante todo el día pese a coincidir con el mes más caluroso del año.

el 10 ago 2010 / 19:32 h.

TAGS:

Un grupo de musulmanes comparte la ruptura del ayuno al atardecer, en la mezquita de la barriada sevillana de El Rocío.

Los musulmanes inician esta semana el Ramadán, su mes de ayuno diario, que les impide comer, beber o mantener relaciones sexuales mientras haya luz del día, y que les impulsa a rezar y a reflexionar sobre las tentaciones de la vida. Pero aún no se sabe si el Ramadán comienza esta noche o mañana: dos miembros de cada comunidad islámica tendrán que comprobar esta noche si la luna ha iniciado ya el cuarto creciente, que es la señal para comenzar este mes de sacrificios, que se rige por el calendario lunar.

Esta delicada tarea se le encarga a dos miembros respetados, enviados por el líder de cada comunidad, al que luego rendirán cuentas: si creen haber visto la luna, se someterán a un ritual preestablecido de preguntas para certificar que realmente han visto el momento del ciclo en el que debe comenzar esta práctica sagrada, uno de los cinco pilares del Islam que todo musulmán debe cumplir. Los demás son la profesión de fe, la oración, la limosna y la peregrinación a La Meca.

Como Sevilla está a la altura de Marruecos y en el desierto la luna se ve mejor, suele ser el país que marca el inicio de esta tradición, probablemente mañana. "Pero si la luna se viera hoy en Sevilla nosotros lo trasladaríamos a la comunidad en Granada, que informaría a Marruecos", explica Jalid Nieto, de la Fundación Mezquita de Sevilla, musulmán converso que lleva 30 años practicando el Ramadán.

"Ya los he vivido de todos los tipos, y este año toca un Ramadán con mucha calor", explicaba ayer. Porque en Sevilla lo más difícil, asegura Nieto, es aguantar la sed. Durante este mes, los musulmanes no pueden acercar nada a sus labios, es decir, no es que no puedan beber alcohol, es que no pueden probar ni el agua, como tampoco pueden fumar.

Durante el día deben reflexionar para depurar la mente, igual que el ayuno les depura el cuerpo, y la renuncia a los alimentos les ayuda a tomar conciencia de "todos esos pequeños hábitos que no notas", como tomarse un café a media tarde. "El Ramadán te pone enfrente de tu vida y te ayuda a ser consciente de tu día a día", explica Nieto.

También está prohibido alterarse, enfadarse o discutir. Es otra pata del Ramadán: "si alguien viene hacia ti buscando un enfrentamiento debes decir con humildad que has renunciado a toda violencia, y darle la razón". De esa cura de humildad, según Nieto, también se aprende. "El intelecto se abre mucho", asegura este sevillano musulmán.

La recompensa llega al caer el sol, con la ruptura del ayuno, que se realiza en cada mezquita y en cada casa. "En Ramadán se cultivan mucho las relaciones humanas, lo habitual es acudir a invitaciones o invitar a cenar en las casas". Suelen tomarse primero algunos dulces típicos hechos con frutos secos y miel, y a continuación la cena.

Es también el momento de la oración, que se realiza cada noche. Hoy mismo, si se aprecia la luna, cada comunidad se reunirá para rezar por primera vez el tarawih, que suele durar entre 40 minutos y una hora, aunque puede prolongarse más tiempo. Y cada día, tras la ruptura del ayuno, se leerán dos hizb o pasajes del Corán, de forma que el día 27 del Ramadán se habrá finalizado la lectura del texto sagrado. Esa noche es la Noche del Destino, que se pasa en vela rezando.

Aunque existen algunas excepciones al ayuno, como los niños, los enfermos o las mujeres que están menstruando, el Ramadán es una práctica muy extendida entre la comunidad islámica sevillana, que consta de unos 4.000 miembros.

Para Jalid Nieto, más que un sacrificio es una oportunidad: mientras el ciclo corporal se altera al variar las rutinas, y se depura, la mente "adquiere conciencia de todo lo que te rodea, y te ayuda a entender tu realidad y tu lugar en el mundo".

  • 1