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Un nigeriano intenta llegar a Los Palacios para conocer a su hija

Vicent Moses, que sobrevivió a cuatro meses de travesía por África y varias noches en una patera, se desespera en Tarifa (Cádiz). España no tiene acuerdo de reagrupación familiar con Nigeria.

el 15 sep 2009 / 23:25 h.

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Vicent Moses, que sobrevivió a cuatro meses de travesía por África y varias noches en una patera, se desespera en Tarifa (Cádiz). España no tiene acuerdo de reagrupación familiar con Nigeria. Su mujer trabaja en Sevilla, su hija vive acogida en Los Palacios y Villafranca y él, si nadie lo remedia, tendrá que irse.

La niña no conocía a su padre, de modo que se asustó el pasado sábado en Tarifa, cuando éste la abrazó llorando. Él tampoco la conocía, aunque había elegido el nombre para ella desde la distancia. Su mujer aceptó el nombre que le dictaba su amor desde lo más profundo de Nigeria, mientras ella acababa de dar a luz en España. De eso hace tres años, la edad que tiene ahora la niña de traviesas trenzas.

Madre e hija pudieron quedarse en España merced al parto. La madre encontró trabajo en una empresa de limpieza en Sevilla y la menor, por su parte, consiguió una familia de acogida en Los Palacios y Villafranca. De modo que la niña tiene ahora como dos madres.

La de acogida no se creía hace un par de semanas el grito telefónico que le lanzaba su amiga tras haber recibido a su vez una llamada milagrosa: la de su marido desde Tarifa, adonde lo habían trasladado las autoridades después de que la Cruz Roja interceptara su patera en las costas de Canarias. La otra patera no había tenido tanta suerte como la suya, pues había volcado a escasos metros de la costa y se habían ahogado 21 de sus viajeros. Pero el se libró de la tragedia en alta mar.

La mujer suspiró aliviada porque su marido viviera, pero no pudo reprimir las ganas de emprender la carrera rumbo a Tarifa para encontrarse con él. La vecina de Los Palacios y Villafranca que tiene en acogida a su hija, la frenó, aunque a ella seguía sin sorprenderle su primer impulso de dar el salto a Tarifa después de que su marido hubiera recorrido medio continente durante cuatro meses hasta poder embarcar en una patera en Marruecos.

Finalmente, cumplieron su sueño el pasado sábado. Pero fue un sueño a medias. La familia se fundió en un abrazo que duró una eternidad, pero les supo a poco. Iban con sus amigos de Los Palacios y Villafranca, que le llevaron a este inmigrante en situación ilegal comida y ropa. El hombre sabe que ya es la cuenta atrás: tiene 41 días para dejar de serlo, pues cumplido ese plazo será repatriado de nuevo a Nigeria. Tanto desierto para nada. Tanta noche incierta en alta mar para volver a empezar.

Ese regreso es lo que trata de impedir su mujer y sus amigos de Los Palacios y Villafranca. "Yo tengo trabajo y él tiene aquí a su niña", dice en dificultoso español su esposa, ilusionada por una reagrupación familiar que un abogado, que la ayuda de manera altruista, trata de descartarle, para evitarle una próxima decepción cuando transcurra el mes y pico de plazo previsto.

No le valen ni su contrato de trabajo ni su libro de familia ni su acta de matrimonio. Ni tan siquiera su amor. Cada tarde, cuando sale del trabajo, su mujer entra en una iglesia de Sevilla. Y reza. Pero cada oración le arrebata un día más.

Por eso ahora espera conseguir el amparo del Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo. Bueno, de él "o de quien sea", como comenta sin poder reprimir las lágrimas, a la vez que afirma que esta pesadilla "no puede seguir". Hoy le queda un día menos para despertar.

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