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Un oasis de color verde en medio de la gran ciudad

En pocos barrios de la ciudad sus vecinos pueden contemplar al asomarse a sus ventanas un gran espacio verde como el que ofrece el Parque de Miraflores a todos los residentes en el Distrito Norte, una experiencia única en toda Sevilla

el 03 feb 2011 / 19:24 h.

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La producción agrícola y las actividades desarrolladas en el marco de los Huertos de Ocio ubicados en el Parque de Miraflores benefician a unos 1.200 vecinos residentes en el Distrito Norte

El espíritu rural que durante décadas caracterizó a Sevilla ha encontrado su último reducto entre los barrios que configuran el Distrito Norte. La puerta de salida más septentrional de toda la ciudad ha sido capaz de superar la tiranía de la dictadura urbanística para seguir siendo, en pleno desarrollo del nuevo siglo, un reducto desde el que fomentar la conservación de los amplios espacios verdes que aún perduran en el área metropolitana de la ciudad. En este espíritu verde, el mejor ejemplo lo constituye el Parque de Miraflores, el más extenso de todo el interior de la ciudad con más de 90 hectáreas de terreno, que es la más fidedigna representación de la apuesta municipal por la integración del medio ambiente en ple-no corazón urbano de Sevilla.

Su presencia en el distrito supera lo meramente testimonial para convertirse en una zona en la que se articula gran parte de la actividad diaria de sus vecinos. Cada mañana el parque ofrece la estampa de ciudadanos de toda índole que lo frecuentan, desarrollando en su interior actividades físicas o, simplemente, disfrutando de la jornada a través de un largo paseo por cualquiera de sus senderos. A ello contribuyen las mejoras que el Parque de Miraflores ha experimentado en los últimos años, que se deben en gran medida a la apuesta por hacer de él un lugar en el que fomentar el encuentro entre los vecinos, no ya a través de la práctica de actividades deportivas sino también por medio de la organización de programas de índole cultural que, a su vez, cumplen una doble función social y de ocio entre los vecinos de la zona.

La oferta cultural es amplia, acorde a las posibilidades que tiene el parque, permitiendo ocupar de forma imaginativa y saludable el tiempo libre de los vecinos. Con el paso de los años, el parque ha ido dejando de ser un espacio muerto para renacer por medio del amplio programa de actividades que organiza, entre ellas, itinerarios pedagógicos, dirigidos a la población más pequeña del distrito, especialmente a aquellos vecinos aún en edad escolar, el ‘Aula de la Naturaleza', que enseña a conocer el entorno que los rodea, y la ‘Casa de Oficios', una de las iniciativas de mayor valor social de las que se desarrollan. Se inició en el año 1993 con el objetivo de ofertar una formación ocupacional dirigida a los jóvenes desempleados del distrito, con una amplia acogida por parte de este sector poblacional. En ese año fueron 60 los jóvenes que realizaron tareas de reforestación dentro del parque, rehabilitación de algunos de los edificios históricos con sede en este espacio y organización de actividades destinadas a los vecinos del entorno. Una iniciativa que acabó por consolidarse con el paso de los años gracias, entre otros aspectos, al apoyo institucional que recibió en este sentido la dirección del parque.

Por ello, Miraflores no es nada sin la presencia de sus vecinos. Para mantener este vínculo entre el parque y los ciudadanos, la dirección del espacio no ha cejado en el empeño de seguir ofertando actividades deportivas, culturales, de ocio y educativas con las que mantener viva la comunión con los vecinos del distrito. Se han creado espacios destinados a la práctica de ejercicio físico por parte de las personas mayores, zonas adaptadas al patinaje y otras de esparcimiento infantil. Y junto a ello, la política de acercar el parque al grueso de los vecinos ha desembocado en la institucionalización de una serie de reuniones anuales que favorecen el encuentro entre ellos. Así, desde el año 2002 se organizan algunas de estas sesiones con las mujeres como protagonistas, otras de ámbito educativo en colaboración con las asociaciones de padres, fiestas escolares o actividades lúdicas un domingo al mes.

LOS HUERTOS. El fomento del espíritu agrícola entre los vecinos del Distrito Norte es otra de las iniciativas más alabadas de todas las que se celebran en el Parque de Miraflores. La puesta en marcha de las ‘Huertas de Ocio de Miraflores' en el seno de este espacio es la mejor muestra de este estilo de vida en el que se compagina lo urbano con lo rural. Los huertos nacieron de la experiencia positiva que resultó del programa pionero ‘Huerta de las Moreras', también en este distrito, que contaba con 160 parcelas destinadas al desarrollo de la agricultura. Su objetivo no sólo busca generalizar el espíritu agrícola entre la población sino que forma parte de un plan, de aspiraciones más ambiciosas, que se centra en la ampliación de las hectáreas del Parque de Miraflores y en la creación de un Centro de Investigación Medioambiental.

En estos huertos los vecinos tienen la oportunidad de desarrollar una labor agrícola basada en los productos ecológicos. En ellos, los hortelanos no son más que usuarios de unos terrenos que siguen manteniendo su titularidad pública -pertenecen a organismos municipales- como garante de la finalidad social que tienen. Su aceptación entre la población del distrito queda demostrada por la elevada producción que cada año ofrecen cada uno de estos huertos. Los hortelanos que trabajan estas tierras son capaces de generar en cada cosecha productos suficientes como para abastecer, con vegetales de temporada, a varias familias. Las cifras demuestran que en total son 1.200 los vecinos del distrito beneficiados por estos huertos.

Junto a la cesión de las tierras, los hortelanos reciben asesoramiento y acceso a los productos adecuados para desarrollar la agricultura ecológica. Para ello es fundamental la colaboración de la ‘Red Andaluza de Semillas', una asociación formada por agricultores, técnicos, consumidores e investigadores que se dedican al fomento del uso de las variedades locales. Su labor permite que se cosechen en el Parque de Miraflores especies autóctonas de otras zonas que contribuyen a la riqueza medioambiental de este espacio.

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