Quien dijera que en Sevilla no se podía vivir en verano se equivocaba, ¡y vaya si se equivocaba! Pasar los meses estivales en zona urbana ya no es sinónimo de trabajar y trabajar mientras se pasa un calor de aúpa al mismo tiempo que la familia se da chapuzones a muchos kilómetros de distancia. Ahora, se puede disfrutar, en lugar de sufrir, un agosto en la ciudad. El Hotel Silken Al-Andalus Palace es uno de los (benditos) responsables de que esto sea así: en sus 15.000 metros cuadrados de jardines se esconde todo un oasis.
¿Qué no tiene dinero para viajar a Ibiza o a las relajantes islas griegas? No se preocupe, aquí mismo, cerquita del campo del Betis, entre los jardines del barrio de Heliópolis y cercano al Parque de María Luisa y la Plaza de España, está situado un hotel con una zona de piscina que nada tiene que envidiarle a las de las islas.
Seis camas entre palmeras, dos piscinas, decenas de hamacas y música chill out ayudan a olvidar -y lo consiguen- el estrés del día a día a un cliente cada vez más nacional y local: "Debido a la crisis los turistas son más del entorno que extranjeros", comenta Ana Robles, subdirectora del hotel. Hay menos dinero para viajar lejos, por eso los españoles optan por quedarse en el territorio peninsular. Belén Redondo es una madrileña que está pasando unos días en la ciudad: "Nada mejor", dice ella, "que venir a una ciudad como Sevilla y hospedarse en un hotel que te ofrece todo esto y tan cerca de todo".
Con unas conexiones excelentes (transporte público y carril bici a dos pasos), el hotel, con una ocupación del 40 por ciento en estos días, cuenta con otra novedad perfecta para disfrutarla sobre tumbonas: el Finger Snack, unos "aperitivos que se comen con los dedos". Y por la noche, la Sevilla ibicenca no duerme: velas y colores blancos inundan cada rincón.
