Un oasis en cada pueblo

En plena canícula, y con la crisis, las piscinas públicas se convierten en las vacaciones para muchos ciudadanos.

el 14 ago 2011 / 19:14 h.

Adolescentes y niños disfrutan de un día de piscina en las instalaciones municipales de Coria del Río.

Más de uno seguro que guarda congelados en la memoria aquellos calores que se encaraban silbando la sintonía de cabecera de la mítica serie Verano Azul. En plena canícula -es decir, el periodo del año en que es más fuerte el calor-, con el paro, la crisis económica aplastante (casi como el sol)... ¿Quién es el valiente que se acuerda de la muerte de Chanquete? Los viajes a playas paradisíacas (o no tanto) quedan aparcados en el terreno de la ilusión para muchos. Pero, haciendo un ejercicio de paciencia, hay una cercana escapatoria para todo aquel que sufre este infierno urbano del estío. En casi todos los pueblos de Sevilla existe un oasis esperándole, con su fresco césped, su frondosa arboleda y su plácida lámina de agua: son las piscinas públicas de la provincia.

Y como del barco de la crisis no nos moverán, en plena canícula económica, es tiempo de chapuzones piscineros en el pueblo, en el propio o quién sabe si con una visita fugaz a algún otro del entorno, o de tomarse algo en el bar del complejo lúdico y deportivo mientras los niños disfrutan de la piscina infantil. Por cierto, que el origen de la expresión periodo canicular, la canícula, viene derivada de canes, y su apunte al fenómeno de calor abrasivo tiene un fundamento astronómico con su alusión a la constelación Can Mayor o Canícula y su estrella Sirio La Abrasadora. De ahí, por lo de can, que a esta calurosa etapa del año se la conozca también como tiempo de perros. Animales a los que, dicho sea de paso, no les está permitida la entrada en las piscinas públicas.

No podrán tener veraneo de piscina en Arahal, donde este año no están abiertas las instalaciones. Quizás puedan acudir a Morón de la Frontera, donde dicen que se encuentra una de las mejores infraestructuras al aire libre de este tipo de la provincia de Sevilla, con entrada gratuita un día a la semana. En La Rinconada tienen más opciones, con los vasos disponibles en los polideportivos municipales Francisco Sánchez Castañita y Antonio Romero El Negro, además del Complejo de Piscinas Cubiertas y la Piscina Municipal de San José de La Rinconada. Los Palacios, Isla Mayor, Alcalá de Guadaíra, Bormujos, Benacazón, Camas, Carmona, Castilleja de la Cuesta (también en Nueva Sevilla), Écija, Estepa, Palomares del Río... El disfrute del agua está a la vuelta de la esquina.

Hay quien recuerda con anhelo aquel complejo de piscinas y toboganes acuáticos que abría cada verano, hasta hace unos años, en un cerro junto al río Guadalquivir, en Coria. Ahí sigue, pero sin uso, víctima de la especulación urbanística... de la crisis, vamos. La misma que este verano hubiera traído, es posible, a muchos visitantes. No en vano, de numerosos pueblos del entorno y de la capital se acudía en masa a disfrutar de ese espacio hoy abandonado (y recordado casi a partes iguales) cuando lo más cercano para hacer algo así era el Aquapark de Torremolinos (Málaga).

Y como se atraviesa tal coyuntura económica, está el tema de los precios. En pueblos como Casariche se ha abaratado el abono de temporada con respecto a 2010, con lo que pasó de 21 euros a 18 para niños de tres a 14 años y de 36 a 30 euros para adultos. Cualquier rebaja es bien recibida, sin duda. En bastantes otros se han mantenido las tarifas respecto a ciclos veraniegos pasados y en los que se han atrevido, de soslayo, el incremento ha acabado siendo mínimo. Según el lugar, por entre algo más de un euro y cinco se disfruta de un día completo en cualquier piscina pública sevillana. Los precios de los abonos de temporada también son dispares, entre 20 euros y algo más de 100 según el caso, o Marinaleda, tres euros el abono al que esté empadronado. A falta de Verano Azul, de Chanquete, de playas paradisíacas y cruceros de ensueño, están las piscinas públicas, qué se le va a hacer. Dése un chapuzón, cierre los ojos y... piense en el Caribe. A lo mejor hasta lo consigue.

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