La campaña oficial de comercialización del aceite de oliva se cerró el viernes pasado. En su balance, uno de los excedentes entre cosechas más elevados que se recuerdan, menos consumo interno a pesar del abaratamiento, más exportaciones y precios derrumbados en los mercados agrarios.
El día 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, marca el comienzo oficial de la campaña de comercialización para el aceite de oliva. Contadores a cero y toca hacer balance de la pasada, que deja un elevado stock (excedente de enlace entre cosechas) y una "brutal" bajada de precios en los mercados de origen (agrarios), en parte por la crisis económica, y en parte "incomprensible".
Olivareros e industriales -unos porque cobran menos, los otros porque venden más barato- acudían la semana pasada con caras largas a la reunión convocada por la Agencia para el Aceite de Oliva, órgano adscrito al Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino que centraliza los datos de producción y existencias del sector español.
El informe, al que ha tenido acceso este periódico, revela que a 30 de septiembre -justo un mes antes de acabar la campaña- aún quedaban por colocar 426.600 toneladas de aceite de oliva, un 29% más que la cuantía arrojada en la misma fecha de 2007 y una de las más altas que se recuerdan. Si la comercialización mensual ha evolucionado como hasta ahora, al finalizar octubre todavía quedarían almacenadas en almazaras e industrias alrededor de 325.000 toneladas, frente a las 204.800 con que se estrenó el ejercicio olivarero recién finiquitado.
Los datos muestran cómo el mercado interno -esto es, el español- se comportó peor que en la campaña anterior, al contrario de lo que ocurrió con el exterior (exportaciones). En efecto, hasta el 30 de septiembre el primero absorbió 512.400 toneladas (retroceso del 2%), mientras que para el segundo fueron 574.600 (alza del 5,5%).
De las 426.600 toneladas que quedaban sin vender, 314.600 se encontraban en manos de las almazaras, un volumen significativo (equivalente a la cuarta parte de la producción, que fueron 1,23 millones) si se tiene en cuenta que han de despejar con rapidez sus almacenes para dar cabida a la nueva cosecha -el puente festivo de la Inmaculada, allá por diciembre, marca el inicio tradicional de las labores de recogida-. Y la que viene será de igual envergadura que la que se ha ido.
En concreto, se esperan 1,20 millones de toneladas en el conjunto del país, de los que casi un millón correspondería a Andalucía, según los aforos de la Consejería de Agricultura y Pesca, aunque los olivareros y las cooperativas rebajan esta previsión inicial en un 10%.
"El stock de enlace no alarma, pero sí preocupa, al arrastrarse año tras año y en un contexto de incremento de la producción con los olivares intensivos", comenta José Vázquez, técnico de la patronal Asaja de Sevilla. Urgencia, abrir más mercados.
