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Un padre frente al SAS

Una sentencia obliga al Servicio Andaluz de Salud a indemnizar con casi un millón de euros a la familia de una menor por una negligencia en el parto.

el 15 sep 2011 / 12:55 h.

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El padre de la pequeña María, Eduardo Contreras, muestra el falo que condena al SAS.

"Yo tengo dos cosas que hacer en la vida: cuidar de mi hija... y que se haga justicia". Éstas fueron las palabras con las que Eduardo Contreras, todo un padre coraje decidido a luchar hasta el final, cerró su declaración ante los numerosos periodistas que acudieron ayer a su convocatoria en el sevillano club Antares. Su hija María, de seis años de edad, es una gran paralítica cerebral con una minusvalía reconocida del 78%, y una sentencia judicial culpa de ello a la atención recibida durante el parto en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla.

Con su comparecencia pública, este padre quiso informar a la sociedad de su enfrentamiento con el SAS, el Servicio Andaluz de Salud, que ha recurrido al TSJA (Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Ceuta y Melilla) la sentencia del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Sevilla por la que el SAS resulta condenado a pagar 779.816 euros, una pensión mensual vitalicia de 400 euros y más de 116.000 euros en concepto de indemnización, por el daño ocasionado al bebé durante el parto. Se trata de una de las mayores cuantías indemnizatorias en la historia del SAS.

Denuncia el padre que la pequeña María sufrió una "total desatención médica" durante su nacimiento, que se produjo en plena Semana Santa sevillana, circunstancia que pudo reducir el personal asistente. Los hechos se remontan al 23 de marzo de 2005, cuando la madre se puso prematuramente de parto de sus gemelas de 29 semanas.

Según relató el padre, su esposa quedó sin asistencia desde las 15.30 horas a las 22.45 horas de ese día. "Reflejo de ello es que no consta prácticamente ningún dato en la historia clínica", subrayó. Los fetos no serían monitorizados y la primera gemela nacería de manera espontánea -sin asistencia alguna- en la cama del hospital a las 23.54 de ese día, no en paritorio. Aun así no se produjeron complicaciones.

Sin embargo la segunda gemela, la pequeña María, no tendría tanta suerte. La menor se presentó de forma transversa, ante lo que se realizó una maniobra de giro del feto con la mano dentro del útero, procedimiento totalmente excluido del protocolo médico en estas circunstancias debido a su peligrosidad, según denunció el padre.

Tras este intento, que resultaría frustrado, se practicaría una cesárea, pero la pequeña María nacería "llena de cardenales y asfixiada". Esto le provocaría una "encefalomalacia multiquística" (formación de varias cavidades en la corteza cerebral debido a las lesiones), con grandes secuelas como disfunción motora de las cuatro extremidades, ceguera, crisis epilépticas, afectación de esfínteres o imposibilidad de beber.

El propio consejo consultivo del SAS recomendó que se reconocieran los hechos, una vez que la asociación el Defensor del Paciente -entidad que representó a la familia- realizó en su nombre una reclamación en vía administrativa. De igual forma la aseguradora del SAS, la multinacional Zurich, se ha mostrado dispuesta a pagar la indemnización.

Pese a ello, en declaraciones a este periódico, el SAS confirma que va a recurrir la sentencia, al considerar que sus profesionales "actuaron bien". De igual forma, quiere señalar la labor cotidiana de sus trabajadores en beneficio de la sociedad, en la que "sólo de forma muy excepcional" se producen estas situaciones.


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