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Un país a blanco y negro

Termina el año y me quedo con la idea de que éste no ha sido especialmente brillante en lo político. No han faltado iniciativas ni debates, pero como tantos españoles pienso que las cosas están yendo por mal camino.

el 14 sep 2009 / 22:02 h.

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Termina el año y me quedo con la idea de que éste no ha sido especialmente brillante en lo político. No han faltado iniciativas ni debates, pero como tantos españoles pienso que las cosas están yendo por mal camino. Ni me gusta el tono de las discusiones, ni me convencen los líderes, ni puedo aceptar las estrategias. Cada uno tiene su tanto de culpa, unos más que otros, pero parece que estamos llegando a una situación en la que no sólo defendemos nuestras propuestas a muerte, sino que rechazamos también a muerte las alternativas. Las cosas son buenas o malas según quien las haga o diga. Sin reflexiones ni matices. Nos gustan acríticamente los unos lo mismo que despreciamos sistemáticamente a los otros.

El problema no es que seamos cainitas, radicales o sectarios. El problema es que nos hemos acostumbrado a ver la vida a blanco y negro. Un mundo donde la mitad, los nuestros, son héroes grandiosos, puros y entregados; y la otra mitad unos canallas que no merecen ni vivir. Donde unos nunca yerran, y los otros jamás aciertan. Hemos sustituido las críticas y las opiniones fundamentadas por las adscripciones o los rechazos completos. Lo que nos facilita las cosas, desde luego; pero también nos empobrece, a nosotros y al país.

Miguel Rodríguez-Piñero Royo es catedrático de Derecho del Trabajo

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