José Lugo, director del distrito; José Miguel Luque, delegado del Distrito Cerro-Amate; Pilar Martínez; José Luis Martínez, de prensa del Ayuntamiento.
(FOTOGALERÍA) Una noche otoñal, con lluvias y un viento ciertamente desapacible, no fueron inconveniente para que los vecinos de El Cerro del Águila se animaran a disfrutar de una nueva jornada de su tradicional velá. No obstante, ya saben aquello que se dice de los vecinos de este popular barrio sevillano que, cuando se trata de hacer suyo uno de esos instantes en los que hacen patria chica de sus calles, no hay elemento adverso que les impida ser barrio y convivir en hermandad. Para hacer frente a la tormenta que envolvía a la ciudad nada mejor que adentrarse en alguna de las casetas montadas por las asociaciones del barrio. Allí el ambiente persistía en cierto modo más allá de lo que ocurriera en el exterior y claro está, más que estar recubiertas de toldos parecían paraguas de ilusión y ganas para mantener vivo el ambiente de fiesta que caracteriza a estos días señalaítos -acéptenme el símil trianero- del barrio de El Cerro.
Expectantes, por cierto, por conseguir una de las pulseras de tela que entre hoy y mañana ofrece gratis El Correo a sus lectores, y que hacen referencia a la celebración de la 72º edición de la Velá (sábado) y al besamanos de la Virgen de los Dolores (domingo). El propio delegado del Distrito Cerro-Amate, José Miguel Luque, quiso ser el primero en colocársela en su muñeca.
Había motivos para disfrutar de una fiesta cuyo pistoletazo de salida tuvo lugar la noche del pasado jueves con la inauguración oficial. Durante la ceremonia se hizo entrega de la décimo tercera edición de los Premios Cerro del Águila siglo XXI. Los galardones reconocieron la trayectoria empresarial del Bar Casa Ángel; Una Vida por El Cerro a Rafael Rivero; y nombraron cerreña adoptiva a Maribel Aragón; valor de El Cerro a Mari Paz Medina; y cerreño del año al futbolista, Alberto Moreno.
Con el programa de actuaciones suspendido -la cosa no era para menos- algunos jartibles de su velá aguantaron el chaparrón en las casetas. Siempre nos mojamos, contaban anoche en la caseta de la hermandad. Así acababa la segunda jornada festiva. Tienen hasta el domingo para vivirla, parece que para entonces el tiempo dará una tregua.
