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Discapacitados al margen

Un grupo de personas con discapacidad recorre el centro para denunciar los obstáculos que se encuentra en su día a día y demandar alAyuntamiento un plan integral que elimine las barreras y a los ciudadanos más civismo.

el 03 may 2014 / 17:06 h.

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accesibilidad Sevilla IU Imagínese por un momento que cada vez que tuviera que desplazarse dentro de su ciudad para llegar a la esquina o a una calle cercana en su barrio, el único camino posible fuera un angosto y escarpado sendero al borde de un precipicio. Se pensaría el salir de casa, ¿verdad? Es una sensación parecida a la que padecen las personas con discapacidad cada vez que tienen que echarse a la vía pública en Sevilla, aunque la diferencia es que su situación tendría arreglo si hubiera voluntad política. DSC_0396Para denunciar esta realidad la plataforma Por una accesibilidad universal celebró ayer en el centro su tercer paseo anual por algunos de los puntos negros de la capital hispalense, al que acudieron unas 50 personas que recorrieron la escasa distancia que separa el Duque de la Alameda, pero que se convierte en un trayecto imposible para este colectivo, que debe hacer frente no sólo a las barreras arquitectónicas –algunas de ellas fruto de la poca planificación y sensibilidad de los promotores urbanísticos–, sino a la ausencia de conciencia ciudadana. El Correo de Andalucía acompañó ayer a este grupo para comprobar in situ las dificultades que denuncian, junto a la presidente de la asociación Vida Independiente de Andalucía, Coral Hortal, que hace de guía desde su silla de ruedas motorizada. «Estamos desesperados. Llevamos años pidiendo ayuda al Ayuntamiento, a este y al anterior, pero sólo parchean y no acometen el plan integral de adaptación que necesita Sevilla. Sentimos que nuestra propia ciudad no nos quiere, que nos trata como a personas de segunda. Y a nosotros nos gusta Sevilla, y queremos poder recorrerla sin jugarnos la vida», lamenta Hortal. DSC_0400La expedición parte del Duque. En esta plaza ya encontramos pasos de cebra que conectan aceras no rebajadas para el paso de carritos, es decir, con escalón, o zonas de aparcamientos de motos no adaptadas. A sólo unos metros, enfilando la calle Jesús delGran Poder, nos topamos otro obstáculo. Una furgoneta ha parado sobre la acera, cortando el paso a las sillas de ruedas, que tampoco pueden bajar a la calzada porque la vía no es de plataforma única –sin escalón– pese a estar declarada esta vía como de prioridad peatonal. «No me puedo subir a esa acera porque esa furgoneta me cortaría el paso, y además el rebaje es malo, así que tengo que ir sobre la calzada, que está construida con adoquines de los antiguos, de modo que me veo obligada a ir dando botes», relata Coral con la voz trémula debido al vaivén. En este caso, gracias a la comitiva, nuestra guía no tiene que preocuparse del tráfico, pero en circunstancias normales debería compartir la calzada con coches y motos. Volvemos a subir a otra acera, en este caso sí adaptada con un rebaje de la plataforma. «¿A ver dónde acabamos», se pregunta. Alcanzamos un tramo de plataforma única, que facilita el camino pero dura poco. El siguiente trecho es sobre una acera elevada que, a poca distancia desde su inicio, se estrecha imposibilitando que una silla pueda pasar. De nuevo, habría que lanzarse sobre los adoquines. Además, algunas tiendas tienen instalado un escalón en sus puertas que resta espacio a las aceras, y las numerosas salidas de garaje que jalonan la vía imponen una serie de desniveles que convierten el camino en una auténtica montaña rusa para estas personas. «Esta calle es sólo un ejemplo de que para nosotros pasear por Sevilla supone asumir un gran riesgo. La ciudad está llena de puntos negros, en comparación con otras capitales comoPamplona, que se han puesto las pilas. Aquí se arregla un rebaje en algún sitio o una parada de autobús, pero el problema global no se ha encarado», lamenta. Hostal recuerda que existen normativas locales, autonómicas, nacionales e incluso la convención de la ONU sobre derechos de personas con discapacidad, un tratado «firmado por España». «No se cumple ninguna», asevera taxativa. Aunque el problema viene de largo, esta portavoz y afectada denuncia que al principio del presente mandato municipal, el equipo de Juan Ignacio Zoido le prometió en una reunión «un plan integral que, hasta ahora, no se ha puesto en marcha». Ni siquiera las cartas enviadas a la delegada del CascoAntiguo, Amidea Navarro, han surtido efecto. Y aunque Sevilla posee zonas que pueden considerarse como adaptadas, tales como la avenida de la Constitución o la Plaza Nueva, Hostal remarca que no está preparada «en absoluto» para este colectivo, hasta el punto de que se sienten «excluidos y expulsados». «El casco antiguo tiene muchísimas calles que no son accesibles y que podrían serlo si se convirtieran en vías de plataforma única, con todo al mismo nivel, y se limitara la velocidad de los vehículos, y así cuando el peatón tuviera que salir de la zona de la acera, tendría prioridad sobre el vehículo», demanda esta portavoz, que también reclama más civismo a a los conductores y a los comercios. «Últimamente nadie lo controla, pero sacan demasiados obstáculos a la acera, más veladores de la cuenta y en sitios indebidos, y se están reformando algunos locales con el permiso municipal, pero sin contar con nosotros, eliminando en las medidas de accesibilidad que ya tenían. Se están dando pasos hacia atrás y no podemos permitirlo».

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