I. Morillo / A. Luque
Pionero del rock «en un país casi alérgico al rock». Miguel Ríos (Granada, 1944) recibirá el próximo 28 de febrero, Día de Andalucía, el título de Hijo Predilecto, la máxima distinción que otorga la comunidad autónoma. Retirado de los escenarios, el veterano artista granadino acaba de lanzar un libro de memorias, Cosas que siempre quise contarte (Planeta), trescientas y pico páginas que narran medio siglo volcado en los escenarios y dejan constancia de una pasión rockera impermeable a los éxitos y los fracasos.
«El signo de mi vida ha sido hacer lo que otros no hacen», defendió el artista cuando recorrió España y Latinoamérica en 2011 con su última gira, Bye bye Ríos. Dijo entonces que «una retirada a tiempo es una victoria», pero el andaluz que supo hacer sonar el rock en España está más vivo que nunca. A sus 69 años derrocha entusiasmo y juventud. Ríos nunca duda en desvelar el secreto de su indesmayable vitalidad: «¿El secreto de la eterna juventud? Tener la conciencia tranquila. Me quita el sueño que pueda llover en Sevilla la semana próxima, pero no tengo ningún cadáver en la cuneta», declaró a El Correo poco antes de ofrecer su último concierto en Sevilla.
Todo en Miguel Ríos es atípico.El granadino rompe moldes y estereotipos, también sobre Andalucía. Su biografía oficial arranca con una reflexión: «La música tiene muchos registros y alguno de ellos no tiene, a veces, el reconocimiento que debería tener como hecho musical y como realidad social. Me refiero al rock. Con Miguel Ríos, el rock español alcanzó su autentica categoría como arte musical y su más plena expansión de una nueva realidad social, sin la cual es imposible entender nuestra historia más reciente». No sería tan llamativo si las palabras no fueran del Rey Juan Carlos cuando en la primavera de 1993 le entregó la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
Su primer contacto con la música fue en el departamento de discos de unos grandes almacenes. Su nacimiento musical se lo debe a la radio. Se presentó en Radio Granada, grabó una cinta y viajó a Madrid camino hacia su primer disco, con 17 años y 3.000 pesetas. Entonces era Mike Ríos, «el rey del twist».
Pensar en el artista granadino es oír el «Himno a la alegría», una adaptación de la sinfonía de Beethoven que le permitió vender siete millones de discos en todo el mundo y copar los primeros puestos en las listas de venta en Estados Unidos, Reino Unido,Francia, Alemania, Japón, Suecia, Italia, Austria, Holanda o Canadá. Era 1969. Con «Al-Andalus» se anticipó al futuro de la fusión entre el rock y el flamenco y con «Los viejos rockeros nunca mueren», en 1979, comenzó a encadenar una larga lista de éxitos que le llevaron a llenar hasta la bandera campos de fútbol y plazas de toros por medio mundo.
En la memoria quedan también giras legendarias como la «El gusto es nuestro», emprendida en 1996 con sus amigos Ana Belén, Víctor Manuel y Joan Manuel Serrat o la celebración de sus 35 años en la música arrasando en auditorios y teatros con una Big-Band de 16 grandes músicos.
Ya es Hijo Predilecto de Granada y Medalla de Andalucía, galardón que recibió en 2002. Ahora como Hijo Predilecto de la comunidad elevará todavía más su palmarés. De él dicen las críticas que siempre ha sabido mantener tan alto como su lista de reconocimientos su dignidad artística y su compromiso social. Andalucía se vestirá con cuero negro y gafas oscuras el próximo 28 de febrero para rendir homenaje a quien se puede considerar ya como uno de sus más legendarios artistas, Porque «sin el rock es imposible entender nuestra historia más reciente. Y sin Miguel Ríos es imposible entender nuestro rock».
