Por Juan Carlos Rosado. No han conseguido aún colocar los atributos masculinos al famoso león capado, pero por el camino se han llevado uno de los galardones internacionales más prestigiosos del mundo publicitario. Los responsables de canal Historia deben de estar muy orgullosos de que su iniciativa de ofrecer un escroto para el felino castrado de las Cortes españolas haya sido distinguida con uno de los premios concedidos por El Sol, el Festival Iberoamericano de la Comunicación Publicitaria. A falta de respuesta oficial a su generoso ofrecimiento, bien está embolsarse una estatuilla que refuerza el prestigio del canal.
Como si de un parto se tratase, la idea de combatir la masculinidad perdida del fiero león ha tardado nueve meses en generar réditos, si bien limitados al campo de la mercadotecnia. Curiosamente, el galardón otorgado por El Sol a Historia es el premio de bronce en la categoría de mejor campaña exterior, lo que viene a emparentar esta distinción con el metal del que deberían estar hechos los testículos ausentes. Supone un halago que nos hace mucha ilusión, porque estos premios reconocen la creatividad y la eficacia en comunicación y relaciones públicas, confiesa Carolina Godayol, directora de canal Historia. ¿Qué fue entonces aquello: una simple campaña publicitaria o algo más
Godayol reconoce que había un doble objetivo. Por un lado, es una campaña para dar a conocer y explicar la filosofía que hay detrás de nuestra marca como canal, pero a la vez es una acción real, porque el hecho de que haya un león capado es algo que no nos hemos inventado, precisa. Ese sello ideológico del canal temático, condensado en la fórmula la historia se hace cada día, es lo que ha acabado llegándole al espectador por la vía del polémico escroto. Hemos notado que la repercusión que ha causado nuestra iniciativa en la gente ha sido grande, porque hemos llegado a un sector de la población que nos ve ahora de forma diferente y mucho más cercanos, advierte la directora de la tele temática.
ANIMADO DEBATE
Pero el impacto de tan afortunada campaña no se ha limitado a los ciudadanos de a pie, sino que ha alcanzado a las mismísimas señorías del Congreso. Íbamos a preguntarles qué creían ellos que debíamos hacer, y nos dimos cuenta de que todos ellos, desde el presidente hasta el último, conocían la historia del león castrado por nuestro canal, revela con orgullo.
Entre los diputados había opiniones para todos los gustos. Unos creían que había que ponerle los testículos de inmediato, mientras que otros eran partidarios de dejar las cosas como están porque si el león no los tenía por algún motivo sería, recuerda. La Cámara Baja todavía no ha contestado al ofrecimiento del canal para colocar gratis el escroto. Pero la cadena no parece tener prisa. Mientras espera, recoge los frutos de su eficiente inversión de tan solo 3.000 euros.
