El rostro más famoso de la televisión cubana, Carlos Otero, respira desde el domingo el aire de la libertad. El humorista escapó con su familia de su país con el gran sueño de dar a sus hijos "la oportunidad de estudiar y pensar lo que quieran", lejos del régimen. "Ahora soy feliz", dice desde Miami.
"¿Ya tú sabes lo de Otero?", repetían los cubanos de La Habana, que comentaban la noticia como cuestión de Estado y se preguntaban cómo salió del país si el día anterior salía en la televisión. "Era grabado", contestaban. El boca a boca llenó de conmoción a Cuba, mientras que, en Miami, el conocido presentador disfrutaba de su ansiada libertad con su esposa y sus dos hijos, de 10 y 8 años.
Al contrario que muchos compatriotas, Otero optó para huir de la isla por el lado más complicado: Canadá. "Yo estuve haciendo durante un año funciones para la comunidad cubana en Canadá y esa fue mi excusa", comentó el jueves a la Cadena SER. Pero él no quería dejar a su familia atrás y "aunque no menosprecio a las personas que salen sólas, no tuve el valor de dar el paso como ellos".
Operación. La primera en cruzar la frontera fue la mujer, su mánager, aunque todavía faltaba el pasado más complicado: convencer al Departamento de Interior cubano de que permitiera que sus hijos le acompañaran en uno de los viajes a Canadá. La espera fue de algo más de dos meses.
Una vez en suelo canadiense, la deserción se produjo cuando Otero cruzó a EEUU por el paso fronterizo de la ciudad de Buffalo, al norte del Nueva York, con su esposa Maylen Laura Álvarez y sus hijos. "En las cataratas del Niágara empecé a tirar fotos hasta llegar a suelo americano", apuntó Otero.
En el primer puesto fueron recibidos con sorpresa por los agentes de inmigración, que no estaban acostumbrados a recibir a isleños. "Somos cubanos y queremos asilo en EEUU", dijo Otero, que fue respondido con un "no me jodas" por un agente. La respuesta fue igual de contundente y, a su vez, cómica, "sí, jodo".
Curiosamente, fue el portal de vídeos de Youtube el que facilitó la tramitación. Al conocer que Otero era famoso, los agentes indagaron en internet para ver si era cierto. "Tú eres importante en Cuba, me dijeron, y seguidamente agilizaron el papeleo", comenta.
Ahora está en Miami arropado por atención de los cubanos que, desde la década de los 60, viven en el exilio. Además, le llueven las ofertas de trabajo, aunque el presentador se conforma con ver a sus hijos crecer con "la oportunidad de estudiar lo que quieran, sin tener que estar de acuerdo con el sistema donde viven". Mientras, en Cuba, el régimen se ha encargado de borrar su nombre de los programas. Lo que no puede es hacerlo desaparecer de la mente de los cubanos.
