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Deportes

Un presidente en el trampolín

Es habitual que los jugadores y técnicos utilicen los clubes modestos como escaparate para hacerse un nombre antes de dar el salto a la élite. Pero sería inédito que lo hiciera un presidente. Es lo que pretende Ángel Torres, muñidor del glorioso Getafe y aspirante a la presidencia del Real Madrid.

el 15 sep 2009 / 03:31 h.

Es habitual que los jugadores y técnicos utilicen los clubes modestos como escaparate para hacerse un nombre antes de dar el salto a la élite. Pero sería inédito que lo hiciera un presidente. Es lo que pretende Ángel Torres, muñidor del glorioso Getafe y aspirante a la presidencia del Real Madrid.

"No pienso salir del Getafe en los próximos años". Esta declaración correspondería a un profesional del fútbol, nunca a un presidente. Los dirigentes deportivos no suelen saltar de club en club, pero nadie dijo que Ángel Torres Sánchez (Recas, Toledo, 7 de mayo de 1952) fuera un presidente normal.

Curtido en la dura escuela del fútbol regional, este empresario inmobiliario siempre presumirá de que el mayor milagro de su vida lo hizo entre 2002 y 2004, sus dos primeros años como presidente del Getafe. Se hizo cargo del club en Segunda B y al borde de la desaparición (la que hubiera sido segunda desaparición, pues las deudas obligaron a refundar al Getafe en 1983) y lo llevó hasta Primera.

"Todo es bastante sencillo en Primera, con los ingresos que hay, comparado con lo que hubo que hacer para subir". La frase de Torres después de lograr una holgada permanencia en la temporada 2004-05 podría pasar por una boutade, pero no lo es si se considera que el presupuesto del club en el ejercicio del ascenso era de 4,2 millones de euros. Menos de la mitad de lo que ese año le pagó el Real Madrid a Zinedine Zidane, por ejemplo.

Con Josu Uribe en el banquillo, Gica Craioveanu como emblema y Pachón como héroe tras marcar cinco goles en el encuentro decisivo, en Tenerife, esta ciudad-dormitorio del sur de Madrid veía cumplido su gran sueño.

Con los éxitos se empezó a popularizar la figura de un presidente que no escondía su condición de socio madridista, aunque ello no le impedía criticar a Florentino Pérez hasta la saciedad (fue nombrado persona non grata en el Bernabéu) ni defender a brazo partido los intereses de su club cuando, el verano pasado, Ramón Calderón se encaprichó con Bernd Schuster.

Apoyo codiciado. En el madridismo, la figura de Torres empezó a ganar adeptos. Hombre de lenguaje comprensible, siempre se ha mostrado muy cercano a la calle y por eso empatiza con muchos socios merengues, hartos de la imagen de exquisitez elitista que pretenden irradiar los últimos presidentes del club, Florentino Pérez y Ramón Calderón.

En el último proceso electoral, el voto del presidente del Getafe era de los más codiciados por los candidatos a la sucesión de Bernabéu, pero él supo mantenerse al margen de la lid, sabedor de que su tiempo va a llegar. Eso sí, su opinión siempre es escuchada con atención.

Tal vez el proceder personalista de este singular dirigente no encaje con la dimensión gigantesca de un club como el Real Madrid. De hecho, Ángel Torres siempre ha presumido de confeccionar los proyectos en primera persona, sin hacer demasiado caso a la opinión de los técnicos.

Él ficha al entrenador que quiere que dirija al plantel que él confecciona con un presupuesto limitado pero también con un gusto refinado: ya sean jóvenes a los que se niegan oportunidades en sus respectivos clubes, ya sean veteranos en busca de una última etapa al máximo nivel, el Getafe siempre contrata a futbolistas con mucho talento. Ésa es la seña de identidad de un equipo que se ha ganado, pese al gafe que lo persigue en momentos puntuales, la simpatía de todos los aficionados.

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