Felipe IV y su esposa Mariana de Austria, la infanta Margarita y hasta el mastín que reposa a los pies de las Meninas, cobran apariencia tridimensional en la exposición Ecos de Velázquez, que muestra el Museo de la Autonomía. Se trata de un proyecto escultórico que repasa las 12 figuras de uno de los cuadros más célebres de la Historia del Arte español.
El joven artista portugués Roberto Lopes y el español José María Guerrero son los autores de este proyecto artístico hispano-luso que invita al espectador a vivir la experiencia de adentrarse en el cuadro, a través de cada una de las enigmáticas figuras que representan los personajes de las Meninas, la celebérrima obra de Velázquez que, antes de su llegada al Museo del Prado, figuraba en los inventarios del Palacio Real de Madrid con el título de El cuadro de la familia de Felipe IV. La instalación se ha ubicado al aire libre, en el patio del edificio principal de la pinacoteca, y forma parte de la oferta de exposiciones temporales del Museo de la Autonomía de Andalucía.
La técnica seleccionada por los autores, escultura en hierro, permite representar el lado menos conocido y hasta ahora inexplorado de Las Meninas: el volumen. Las figuras que se escapan de la obra original "modifican los espacios, los recrean, los transmiten y consiguen, incluso, que los espectadores se incorporen físicamente a él", explica el museo en una nota, que añade que "la atmósfera escenográfica generada es envolvente, estableciendo un diálogo con el público ya iniciado por Velázquez con su dominio de la perspectiva área y lineal".
Así, partiendo de las imágenes bidimensionales de la pintura, los artistas han organizado una nueva dimensión espacial dando lugar a una obra que ofrece una visión actualizada, en consonancia con la era contemporánea.
Roberto Lopes y José María Guerrero se han enfrentado a esta experiencia a través de dos disyuntivas fundamentales: la originalidad del tratamiento escultórico y la descontextualización de su discurso artístico adaptándolo al lenguaje de hoy. Ellos expresan, en diferentes signos, su atracción por el cuadro. Su pretensión radica, como la de todos los autores que se han aproximado a Velázquez, en conseguir "definir lo indefinible, averiguar el misterio del no misterio", han asegurado.
