Cultura

Un pulso a la Inquisición

El escritor José Antonio Ramírez Lozano publica ‘Las manzanas de Erasmo’.

el 26 feb 2010 / 20:00 h.

Foto del glaciar del que se ha desprendido el enorme iceberg.

Novelas históricas hay para dar y regalar, es verdad, como también lo es que el género arrasa entre los lectores. Y si de Historia se trata, Sevilla ofrece un marco privilegiado que se ha ido labrando siglo a siglo. Seguramente, su época más novelesca se sitúa entre el esplendor renacentista del comercio con América y el posterior siglo de Inquisión e imposiciones religiosas, el Barroco, el Siglo de Oro del arte y las letras españolas.

Hace poco, Matilde Asensi presentaba Venganza en Sevilla, que narra las peripecias de los personajes en la capital hispalense del siglo XVII. Ahora, el escritor José Antonio Ramírez Lozano (Nogales, Badajoz, 1950) hace lo propio con Las manzanas de Erasmo (Algaida), una novela histórica en la que, además de con la Sevilla barroca, se queda con algunos de los personajes que realmente la habitaron para vivir una trama "cargada de elementos simbólicos y fantásticos, porque para repetir la Historia en una novela, mejor leer Historia", dice.

En este sentido, Ramírez Lozano asegura que "la Historia no es sólo los datos, sino también captar el espíritu de un período" y por ello, en la obra que presenta "puede haber incoherencias, pero está hecha del espíritu de una época". "Así es la gran literatura, porque es que hay muchas novelas que más bien parecen un catálogo de datos", subraya el autor.

Las manzanas de Erasmo, ganadora del premio Felipe Trigo, narra una época "en la que Sevilla como ciudad es muy importante y se daban grandes acontecimientos de tipo religioso y cultural". Y en la que habitaban "personajes relevantes como Cipriano Valera, Arias Montano o Casiodoro de Reina, que fueron conocidos en toda Europa pese a que la Inquisición los silenció por querer traducir la Biblia".

Como buen profesor de literatura que es, el escritor rinde un homenaje a Fray Luis de León a través del protagonista, Valerio de Sandoval, un discípulo del clásico literato que, en su labor como prefecto de liturgia de la Catedral de Sevilla, compra un relicario de plata con un poso oscuro que podría ser la sangre de un mártir. Sin embargo, el relicario porta una semilla sobre una inscripción en latín: semen mail, la semilla del mal. Intrépido, el protagonista decide plantarla a ver lo que brota.

Obviamente, a partir de esta semilla nace la conjunción entre historia, fantasía y simbología que Ramírez Lozano ha querido plasmar en la novela. "Puedo mirar atrás y duplico la realidad histórica que narro a través de símbolos; tengo mucha capacidad imaginativa, te puede salir un argumento a partir de un chiste", indica más metido en su faceta de profesor que en la de escritor.

Sobre los ambientes de la Sevilla del siglo XVII más desarrollados a lo largo de la obra, este novelista destaca que ha plasmado "las tertulias literarias de Juan de Arguijo con la presencia de Fernando de Herrera y con la intervención del médico botánico Nicolás Monardes, muy importante en la época".

En cuanto al punto de partida que adopta Ramírez Lozano a la hora de escribir, confiesa que "no intento con mis libros ofrecer valores, pues éstos salen solos; las palabras están llenas de su autor, de matices, interpretaciones y de distintas posibilidades sociales".

Especifica también que no le interesan ni la ética ni la moral "porque la sociedad está infectada de moralidades y catecismos transversales, y eso a mí no me interesa". En consecuencia, se define como un "escritor gozoso que escribe por pura diversión".

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