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Un pupitre al final de la escalera

Alexandra es una niña de 3 años con una discapacidad que acaba de ser trasladada a un colegio sin ascensor ni rampas. En el Mariana de Pineda le tocó un aula en el primer piso, y el centro decidió mudar a todo su curso a la planta baja y habilitar la clase en una sala que se usa para la gimnasia. Así Alexandra no se topaba con las escaleras.

el 15 sep 2009 / 18:37 h.

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Alexandra es una niña de 3 años con una discapacidad que acaba de ser trasladada a un colegio sin ascensor ni rampas. En el Mariana de Pineda le tocó un aula en el primer piso, y el centro decidió mudar a todo su curso a la planta baja y habilitar la clase en una sala que se usa para la gimnasia. Así Alexandra no se topaba con las escaleras.

Verónica Sánchez tiene 24 años y acaba de separarse. En octubre, cogió a su hija Alexandra en brazos, la sacó del colegio Paulo Orosio, donde estaba escolarizada, y se volvió a casa de sus padres, cerca de carretera Carmona. Justo enfrente del piso donde ella se crió hay dos colegios separados por una valla metálica. Uno de ellos tiene ascensor y el otro no. Alexandra necesitaba entrar en el primero, porque nació con 28 semanas y padece una parálisis cerebral que dificulta sus movimientos.

Pero en el centro Alfonso Grosso ya no quedaban plazas. En el Mariana de Pineda hay un hueco para instalar el ascensor desde que se construyó, pero aún no hay ascensor y la única rampa para discapacitados está en el porche de la entrada". La Delegación Provincial de Educación le ofreció una plaza en él "porque era el más cercano con vacantes y porque contaba con todos los recursos de educación especial".

La semana pasada, cuando Alexandra empezó a ir a clase, los profesores pensaron que no podrían subirla en brazos todos los días. Decidieron mudar el aula al piso de abajo y empezaron a mover todas las sillas y las mesas, y después a todos los niños. En la planta baja hay tres aulas y un salón multiusos, y el centro ha empezado a usar este salón a modo de aula improvisada. Este cambio no le ha gustado nada a los padres, según dicen, porque no está preparado para niños pequeños.

El salón multiusos es un espacio diáfano que se utiliza para hacer gimnasia, para clases de música y para el comedor. En teoría no cumple el reglamento de aulas para centros de Infantil, entre otras cosas, porque los baños no están habilitados para los críos, sino para chavales de Primaria. "No es habitual que el aula de Infantil esté en un primer piso y, en todo caso, en la planta baja tienen tres aulas más. Meterlos en el salón multiusos ha sido una decisión del director", explicó ayer la delegación.

De momento, los padres se han aliado con Verónica y con su hija. Hoy tienen previsto manifestarse en el colegio e intentarán entrar en el salón multiusos y volver a llevarse los muebles al aula de arriba. "Educación nos dijo que ya no había dinero en los presupuestos para hacer un ascensor, pero tampoco nos envían a un monitor más que se ocupe de Alexandra", dice María Martínez, una madre del centro. El colegio tiene un monitor para cada 11 alumnos, cuando la normativa dice que debería haber uno por cada cinco niños.

"Hay una ley que da derechos a mi hija en la escuela. No quiero que todos los padres estén pendiente de Alexandra, como si fuera un patito feo", contaba Verónica.

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